jueves, octubre 30, 2008

Luis Pousa, A pedir de boca

jueves 30 de octubre de 2008
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO

A pedir de boca

Hasta la fecha es público y notorio que la mayoría de los representantes del BNG utiliza el topónimo Galiza en vez de Galicia. Así viene siendo desde que en 1981 el Parlamento gallego echó a andar, y nunca hasta el martes pasado, 28 de octubre de 2008, esa utilización había sido motivo para montar una trifulca como la que, a cuenta de ello, armó el diputado popular López Chaves, experto en hacer de lo intrascendente un explosivo, mediante la táctica de fomentar problemas donde no los había. Pero se ve que su señoría tiene una especial querencia por el protagonismo mediático al estilo Guinness, pues ya cuenta en su haber con el extraño récord de ser el diputado gallego que más gasto en fotocopias le lleva ocasionado al erario público autonómico.

Posiblemente, la presencia del nacionalista Bieito Lobeira en la comisión encargada de debatir la creación del Archivo de la Memoria Histórica era un aliciente añadido para que el señor Chaves siguiese adelante con lo previsto: provocar su expulsión, a fin de que, a continuación, el resto de los diputados del PPdeG abandonasen la comisión en muestra de solidaridad con su compañero.

Por ese lado, cabe admitir que la provocación le ha salido a pedir de boca a los pepés, pues con ello reparan, ante la vieja guardia de su parroquia, el "error colosal", dicho en terminología mariana, que cometieron al condenar el franquismo en el último Debate sobre el Estado de la Autonomía.

Como se recordará, el máximo responsable de comunicación de Génova 13, Esteban González Pons, achacó el desliz a que los populares gallegos se habían visto obligados a ello por la presión del Bloque y del PSdeG, y no a que fuera una manera de demostrar que el franquismo no estaba en sus genes, como les había dicho días antes el portavoz del BNG, Carlos Aymerich, lo que, además de mucho disgusto, también provocó, en señal de protesta, el correspondiente abandono del hemiciclo por parte de la oposición.

Sea por una cosa o por la contraria, lo cierto es que los pepés gallegos le han tomado afición a la protesta-receso como una fórmula más de visualizar su lucha por desgastar al Gobierno, aunque ello lleve implícito el deslucimiento de las instituciones y el descrédito de la política.

Pero no acaban ahí las victorias, porque por el mismo precio Chaves ha conseguido mantener vivo el incendio de la guerra lingüística de esta temporada, llevándola al campo de la toponimia. Y eso pese a que el PPdeG, así manifestado por su presidente regional, Alberto Núñez Feijóo, se siente galleguista y hace suyos los anhelos patrios de significados galleguistas históricos, republicanos para más señas, como Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. De eso es testigo excepcional el panteón de los gallegos ilustres en San Domingos de Bonaval.

Parte de la obra gráfica de Castelao, que durante muchos años estuvo prohibida, es pura memoria histórica, como lo es la propia figura de quien murió exiliado en Buenos Aires y cuyos restos retornaron a Galicia gracias a la mediación de Fernández Albor, primer presidente autonómico de Galicia. Pues bien, el ilustre rianxeiro usaba el topónimo Galiza, cuyas connotaciones históricas son innegables por más que la toponimia oficial no se haya decantado por ella. ¿Qué galleguistas son quienes no entienden eso?

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