jueves, octubre 30, 2008

Ley costosa y compleja

Ley costosa y compleja

30.10.2008 -

E l acuerdo rubricado ayer por el consejero de Vivienda y Asuntos Sociales, de un lado, y el portavoz de los Socialistas Vascos en el Parlamento, de otro, en orden a aprobar la nueva Ley de Servicios Sociales en la presente legislatura merece ser acogido con aplauso. Una vez más, en materias que tienen que ver con la gestión de los servicios prestados a la ciudadanía, el Gobierno se ha visto obligado a recurrir al principal partido de la oposición democrática para desatascar sus proyectos, poniendo así de manifiesto su extrema dependencia política y su debilidad parlamentaria. El acuerdo permite aprobar una ley que se había hecho del todo necesaria. Aunque más desarrollados en la nuestra que en otras comunidades, los servicios sociales adolecen de una serie de deficiencias que era preciso subsanar con urgencia. Entre ellas cabe destacar la inseguridad jurídica que afecta a su prestación efectiva, la heterogeneidad territorial tanto en términos cuantitativos como cualitativos, la confusa distribución competencial entre instituciones o la insuficiente adecuación de los medios materiales y humanos. A este respecto, la nueva ley tiene la meritoria pretensión de transformar lo que hoy no pasa de ser un difuso conjunto de costosos y dispersos servicios en una auténtica red o sistema, que, como la sanidad o la educación, resulte perceptible para la ciudadanía y asequible a quienes lo necesiten.
El objetivo es, sin duda, además de meritorio, extremadamente ambicioso, tanto en lo que se refiere a su coste económico como a la complejidad de su consecución. Resultarán, por tanto, pertinentes un par de advertencias. En primer lugar, sería frustrante que la aplicación de la ley encallara por falta de una adecuada financiación, sumándose así a otras que, como la de la Dependencia, están encontrando graves obstáculos para su completo desarrollo. En este sentido, el prolongado período de ocho años que la ley prevé para su plena implantación requeriría, ya desde ahora, un compromiso serio y consensuado de prioritario y riguroso cumplimiento. De otro lado, la nueva ley diseña una arquitectura institucional muy compleja, que descarga gran parte de su enorme peso sobre unas bases que, hoy por hoy, son las más débiles del sistema: los ayuntamientos. Ante la escandalosa falta de una norma municipal propia, la Ley de Servicios Sociales se topará con la dificultad de tener que dotarlos de los medios suficientes -económicos y humanos- para llevar a cabo sus requerimientos. Porque, sin la plena implicación municipal, la ley será, en gran medida, papel mojado.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081030/opinion/costosa-compleja-20081030.html

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