jueves, octubre 30, 2008

La crisis en la cumbre iberoamericana

La crisis en la cumbre iberoamericana

Jueves, 30-10-08
AUNQUE se había pensado dedicar la reunión a los problemas de la juventud, los trabajos de la Cumbre Iberoamericana de este año se centrarán en la crisis del sistema financiero, puesto que, como sucede estos días en todas las reuniones internacionales, la discusión sobre la situación económica se superpone a todos los programas que se habían previsto. Ahora que existe una Secretaría General permanente, es justo exigirle que la preparación de estas reuniones no se limite a la sucesión anual de un rígido orden del día, y haga de ellas una materia viva que contribuya a mejorar la vida de los ciudadanos de los países de la comunidad iberoamericana. En las actuales circunstancias, lo más razonable es que los jefes de Estado y de Gobierno traten de sacar las lecciones necesarias de esta crisis y busquen salidas a medida de sus propios intereses. Al fin y al cabo, entre los 21 países que se reúnen en El Salvador hay potencias industriales como España o Brasil, productores de energía como Venezuela o México, hay grandes exportadores como Chile, y otros que son tan pobres que se vuelven vulnerables a pesar de que no estén presentes en los grandes circuitos financieros; en fin, un abanico de países y situaciones que representan a una parte importante de la economía mundial y a quienes nada impide buscar remedios a su medida. Para España, especialmente, debido al peso de sus inversiones en Iberoamérica -no hay más que recordar lo que sucedió en la Bolsa de Madrid después de la decisión del Gobierno argentino de intervenir las pensiones privadas- es especialmente importante contribuir a que las aguas vuelvan a su cauce cuanto antes en esta parte del mundo. La búsqueda eficaz de elementos constructivos para la mejora del funcionamiento de los mecanismos financieros internacionales sería una de las mejores contribuciones de los dirigentes iberoamericanos para sus propios países y también para el resto del mundo. Aun sabiendo que dentro de la comunidad iberoamericana subsiste una corriente de dirigentes refractarios al liberalismo, encabezada por Hugo Chávez -que por cierto este año ha decidido no asistir, sin duda acuciado por la acumulación de problemas internos en Venezuela- la cumbre de San Salvador no debería renunciar a aportar remedios a una situación global.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sin embargo, ha puesto en esta reunión sus mayores esperanzas de lograr la ansiada invitación para participar en la reunión que se celebrará en Washington el día 14 entre los miembros del G20, del que España no forma parte. En lugar de ver la cumbre iberoamericana como un fin en sí misma, Zapatero ha optado por la misma utilización instrumental que ya hizo de la reunión entre la Unión Europea y los países asiáticos, a la que decidió acudir sólo en el último momento con la expresa intención de ganar apoyos para sus ambiciones. Una cosa y otra no deberían ser excluyentes. Es más, el mejor argumento para exigir ser convocado a la reunión de Washington sería ejercer un liderazgo constructivo en la de San Salvador.
En esta ambición de que España esté representada en Washington, a Zapatero le apoyan todos los sectores de la sociedad española. Es natural también que Su Majestad el Rey defienda la necesidad de que España esté representada por sus propios méritos, como ha hecho cuando se le ha preguntado directamente sobre el particular. Sin embargo, cuando el Gobierno y ciertos dirigentes del PSOE prefieren la fotografía de Washington para la defensa de posiciones ideológicas determinadas en el foro internacional, convierten en claramente inconveniente la implicación del Rey en su apoyo. Si Zapatero considera que su papel en esa reunión ha de ser la representación de las visiones socialdemócratas para contrarrestar otras posiciones más liberales, entonces debería buscar sólo el apoyo de sus correligionarios y no comprometer a la más alta institución.

http://www.abc.es/20081030/opinion-editorial/crisis-cumbre-iberoamericana-20081030.html

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