jueves, octubre 30, 2008

Ramon Sanchez, ¡Dios, que tropa!

jueves 30 de octubre de 2008
¡Dios, qué tropa!

Ramón Sánchez

M E imagino que, en un futuro no demasiado lejano, cuando a los niños les pregunten qué quieren ser de mayores, no se inclinarán por ‘futbolistas’ o ‘bomberos’ ellos y por ‘modelos’ o ‘maestras’ ellas. Si son medianamente avispados, y no me cabe la menor duda de la sagacidad de los ‘enanos’, unos y otras responderán sin dudar un instante: ‘político/a’

Y es que, a los hechos me remito, no hay profesión más productiva que la de los mal llamados ‘padres (¿no sería más atinado denominarles padrastros?) de la patria’. Total, los requisitos no son nada del otro mundo. Son muchos los miembros del Congreso y del Senado que no es que no tengan carrera universitaria, sino que a duras penas han superado los estudios primarios. Luego, basta acudir con relativa asiduidad a plenos y reuniones para actuar como bustos silentes y seguir las pautas del partido en las votaciones. Además, si hay suerte en el compadreo, se puede llegar a ministro, con lo que únicamente tienen que leer, y mal, los escritos que redactan ‘negros’ ligeramente mejor preparados que ellos, con la particularidad de que, cuando cesan, les queda una suculenta pensión que les deja la vida resuelta.

Sí, quizá es una exageración, pero no crean que tanto. Porque a muchos no les basta con ese rosado porvenir y se dedican a meter la mano en la caja o a hacer bueno lo que dijo aquella ministra de que “el dinero no es de nadie” para lucrarse. Ahí están, sin ir más lejos, los ejemplos (?) de Ernest Benach, Emilio Pérez Touriño y Bartomeu Vicens.

En estos tiempos de incertidumbre y penuria, con la que está cayendo, al señor Benach, flamante presidente del Parlamento catalán y que quizá continuaría como barrendero si no hubiera decidido enarbolar la bandera del nacionalismo, no se le ha ocurrido otra cosa que adquirir, con dinero público, por supuesto, un automóvil de 20 millones de pesetas, al que añadió un toque de originalidad (10.000 euros más) colocándole un escritorio de madera, un reposapiés, un televisor y conexiones para mp3 y bluetooth. Sibarita que es el hombre. Luego, cuando la noticia salió a la luz, renunció a esos aditamentos, pero si hubiera colado...

Se conoce que al presidente gallego, Touriño, le dio envidia, de forma que ha adquirido un coche de 80 millones de pesetas (480.000 euros), con lo que ya son cuatro los vehículos oficiales de que dispone, manejados por ocho conductores, y se ha gastado la nimiedad de dos millones de euros más en acondicionar su despacho. Una cifra esta última, con la que cualquier familia española habría adquirido cinco o seis pisos de cierto nivel.

Por razones de su cargo, Vicens, líder de Unió Mallorquina, no podía aspirar a emular a los dos personajes antes mencionados, pero a la chita callando, en plan hormiguita, le bastó con recalificar unos terrenos para embolsarse unas comisiones del 15% que le han reportado cerca de un millón de euros.

Es probable que muchos se extrañen y se lleven las manos a la cabeza, pero no es mi caso. Al fin y al cabo, ¿qué se puede esperar de un país en el que los sindicatos son sufragados por el Estado en lugar de por las cuotas de los afiliados, lo que les ha convertido en protectores de vagos (Gómez Navarro, ex ministro socialista ‘dixit’), y se permite impunemente que el alcalde comunista del gaditano pueblo de Puerto Real afirme que “el Rey es el hijo de un crápula, de condición deleznable y un corrupto, al que, aunque no le colguemos por los intestinos de los obispos (!) lo tendremos que echar”. Y Garzón el desenterrador, a lo suyo.

Lo que yo me pregunto es qué pensarán los votantes de a pie de estos individuos, los que están padeciendo las consecuencias de la crisis y la amenaza, cuando no realidad, del paro, si recapacitarán o si mirarán a otro lado. Y es que, como dijo no se quién, “cuanto más conozco a las personas, más quiero a mi perro”. ¡Dios, qué tropa!


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4887

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