jueves, octubre 02, 2008

Leopoldo Barreda, El lehendakari con el pijama de rayas

El lehendakari con el pijama de rayas

03.10.2008

LEOPOLDO BARREDA DE LOS RÍOS| PORTAVOZ DEL PP DEL PAÍS VASCO

L a alambrada. En la trágica historia europea del siglo XX, las alambradas se asocian a los más inhumanos padecimientos: las masacres de los frentes en la Gran Guerra, los campos de exterminio nazis en la Segunda Guerra Mundial o, bien recientes, los sucesivos conflictos en las tierras de lo que fue Yugoslavia. Por supuesto, abundan también las alambradas en las rememoraciones de nuestra propia Guerra Civil.
'El niño con el pijama de rayas', el éxito de la novela de John Boyne, cuya versión cinematográfica llega estos días a la gran pantalla, ha reavivado sin duda el recuerdo de las alambradas como símbolo del horror.
Tampoco faltan, entre nosotros y en nuestros días, otras alambradas; las que ETA ha desplegado en torno a los derechos democráticos; aquéllas con las que ha pretendido, durante décadas, impedir el ejercicio de las libertades a los vascos; las que parcelan de renuncias tácitas y clamorosos silencios nuestra vida política. Por tanto, hay alambradas que denunciar en Euskadi. Y alambradas que cortar, en nombre de la libertad.
El pasado viernes, en el debate de política general celebrado en el Parlamento vasco, el lehendakari Ibarretxe habló de alambradas. Pero no se refería precisamente a ETA; por el contrario, equiparó la legalidad constitucional y estatutaria a una alambrada que cercase, con el aval de los tribunales, el País Vasco. Denunciaba así las normas democráticas que los vascos hemos aprobado como supuesto cerco impuesto; y se presentaba a sí mismo en medio de la alambrada, víctima de resoluciones ilegítimas.
Euskadi como campo de concentración en el que Ibarretxe alza la voz en defensa de quienes ven conculcados sus derechos. La evocación de Auschwitz resultaba irremediable y, superado el primer momento de estupor, la indignación también.
Indignación porque, una vez más, el señor Ibarretxe daba la espalda a la realidad y huía al encuentro de su propio y reciente pasado, haciéndose pasar por víctima y tratando de suscitar la adhesión de los ciudadanos en vísperas electorales.
Al actuar así, pretendía capitalizar la solidaridad para con las víctimas de tantos horrores reales; un descarnado mundo al revés: tras varias décadas de cargo público, coche oficial y residencia en el Palacio de Ajuria Enea, el presidente de la autonomía política más amplia de Europa, desde la tribuna del Parlamento y ante los medios de comunicación, se hacía pasar por el 'lehendakari con el pijama de rayas'. El mismo Ibarretxe, que tantas veces despreció a las víctimas del terrorismo y que se opone a cuanto sea eficaz para cortar las alambradas de ETA, se presentaba como un perseguido más, víctima de una opresión intolerable.
Imposible percepción más distorsionada de la realidad; una realidad en la que el señor Ibarretxe es lehendakari gracias al apoyo de los enemigos de la libertad; una trayectoria de pactos con Batasuna y proyectos excluyentes que imponer a una sociedad plural, moderna y democrática, como lo es la vasca. Los hechos, en fin, de quien sólo concibe el pluralismo como 'conflicto', la modernidad como 'pérdida de identidad', y la democracia como sumisión a los postulados más radicales del nacionalismo.
l parecer, Ibarretxe necesita cada día ignorar e impugnar esa realidad desde una nueva impostura. El viernes fuimos testigos de los notables 'progresos' del señor Ibarretxe en esta materia; afirmó, por ejemplo, que las familias vascas dedican tan sólo el 7% -en realidad, más del 55%- de sus ingresos al pago de la hipoteca; y desconocía que 7.500 vascos, más de 30 al día, han engrosado en 8 meses las listas del paro. Es obvio que quien desconoce el coste de las hipotecas o el número de vascos en paro mal puede dirigir los esfuerzos para superar la crisis. Aunque los socialistas sigan dispuestos a aprobarle los presupuestos.
Pero nadie que, en burla de tantos y tan graves padecimientos reales en Euskadi, se haga pasar por víctima puede liderar la lucha por la libertad.
No será un impostor 'lehendakari con el pijama de rayas' quien corte las verdaderas alambradas que pretenden cercar nuestro futuro.

http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081003/opinion/lehendakari-pijama-rayas-20081003.html

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