miércoles, octubre 01, 2008

Iñaki Anasagasti, Prefiero el café a la achicoria

Prefiero el café a la achicoria

02.10.2008

IÑAKI ANASAGASTI| SENADOR DE EAJ-PNV

N o tuvo un buen día el secretario general del PSE, Patxi López, el pasado viernes 26 de septiembre. Ese día, al tomarse el croissant, seguramente se le atragantó. En este periódico aparecía un buen trabajo del periodista Carlos Álvaro que entrevistaba a la viuda del brigada asesinado en Santoña, Lourdes Rodao. El periodista le preguntaba qué tal había sido el saludo del presidente Zapatero en el funeral de su marido. Y ella contestaba: «El presidente estuvo más bien frío, distante. No me llenó. Sin embargo, Bono estuvo encantador, igual que Rubalcaba. A Bono le dije que era el favorito de mi marido. ¡Se puso tan orgulloso! Patxi López acudió con un montón de periodistas y mi cuñado le dijo que no queríamos periodistas».
Y es que estas cosas ocurren cuando uno se pasa todo el día en campaña electoral y siguiendo las instrucciones de unos creativos llegados de Madrid para vender cosas invendibles. El señor López no necesita estos excesos para que la gente sepa de su acreditada postura ante situaciones como éstas.
Terminando el croissant, el señor López viajó ese viernes a Gasteiz para participar en el debate de política general del Parlamento vasco. Cuando le tocó intervenir por la tarde, empezó su disertación en euskera. Su entonación fue buena y el esfuerzo, meritorio. Lo malo fue la mala jugada que le hizo su subconsciente. «Sean mis primeras palabras...», fue lo que dijo cuando pasó del euskera al castellano. ¿En qué quedamos? ¿No había hablado en euskera y ésas habían sido sus primeras palabras, o sólo son palabras las pronunciadas en castellano? Un poco fuerte para una persona que aspira a ser lehendakari de todos los vascos.
He de decir que me gustó más su intervención del año pasado. En la del viernes, tan cerca de las elecciones, estuvo cargado de esa prepotencia que atribuye a algunas gentes del PNV, mientras sacaba a pasear un catálogo de frases hechas propias de una campaña sin compromiso alguno y sin reconocer que el Estatuto de Autonomía de Gernika, punto de encuentro, como les gustaba decir en el pasado, era su santo y seña. Por no reivindicar no reivindicó ninguna de las 37 transferencias pendientes, no corrigió a la ministra Garmendia, a la que había vuelto a traer a Bilbao para participar en unas jornadas económicas y ésta había vuelto a decir que la transferencia de Investigación no nos conviene a los vascos, aunque sea una competencia estatutaria. El único papel del señor López en el pleno fue defender al Gobierno Zapatero y a sus ministros. Poco equipaje para tan largo viaje.
No me extraña que el lehendakari le dijera que el suyo no había sido el discurso de un candidato, sino el del delegado del Gobierno central. «Fraseología en lugar de ideología», le dijo Ibarretxe y le pidió que no actuara como responsable de un partido cuyo centro de decisión está en Madrid. Pero el señor López, como Fraga en su día, le contestó hablando de la «mayoría natural», que viene, aunque todavía sin mentar al PP. Ya se ocupa de esto Basagoiti.
El lehendakari estuvo en su punto. De una intervención de cuarenta folios, 34 de ellos los utilizó para defender su gestión, datos en la mano, anunciar proyectos y programas para modernizar el país y atajar la crisis y, el resto, para denunciar que sólo encuentra en Madrid la palabra 'no'. No al diálogo, no a la consulta, no al desarrollo estatutario. Sin embargo, y muy curiosamente, la prensa escrita al día siguiente sólo destacó esto último. Se ve que gusta mucho más el Ibarretxe Moisés que el Ibarretxe José el artesano. Y sin embargo fue de gestión, de buena gestión, de lo que habló el lehendakari de forma mayoritaria.
Fue también un no el que nos encontramos hace dos semanas cuando en Las Cortes solicitamos la transferencia, no de Investigación, que también, no de las políticas de empleo, que también, sino de prisiones. Deben de creer algunos, a diferencia de lo que ocurre en Catalunya, que la reivindicamos para sacar a los presos de la cárcel, cuando para eso está un juez de vigilancia penitenciaria. Lo hacemos porque es competencia vasca y porque la actual política penitenciaria no es la adecuada.
Y eso ocurrió el 17 de septiembre. En treinta años, nos han dicho el PP y el PSOE 76 veces 'no' a esta transferencia. Negarla vulnera los artículos 149.5 de la Constitución, el 10.24 y el 12.1 del Estatuto de Gernika, así como dos sentencias del Tribunal Constitucional de 1982 y 2004. «Para el Gobierno de España, la política penitenciaria es uno de los ejes fundamentales de la política de seguridad. Y siendo un elemento clave de esa política, entendemos que frente a las amenazas y riesgos que penden sobre la ciudadanía es fundamental que haya un sistema penitenciario como el que nos hemos dotado», contestaba el diputado socialista Pedro Muñoz por indicación de Ramón Jáuregui. ¿Y el Estatuto de Gernika como ley orgánica refrendada? Muy bien, gracias. Años gestionando perfectamente la seguridad de los vascos con una Ertzaintza como policía integral y reconocida en Europa, para escuchar, hace sólo quince días, esta 'boutade' antidemocrática en Madrid.
Hace quince días viajé a El Salvador formando parte de una delegación parlamentaria presidida por los presidentes del Congreso, José Bono, y del Senado, Javier Rojo. En la escala que hicimos en Costa Rica, esperando en una sala, el presidente del Senado me preguntó si quería café del bueno, el de Costa Rica, y que me vendía un paquete por siete dólares. Se lo compré. Me acordaba de cómo Imanol Zubero quedó en invitarnos a un café en la cafetería del Senado, cuestión ésta que por no cumplirla se la ha reclamado Joseba Zubia.
Recordarán ustedes que en 1978, al consagrar la Constitución la existencia de nacionalidades (Galicia, Euzkadi y Catalunya) y regiones, el maestro Clavero Arévalo rompió el acuerdo y se dedicó al 'café para todos'. Al poco se vio que aquello era 'achicoria para todos'.
El Salvador, Costa Rica, Colombia, Venezuela, Brasil son países cafeteros de los que cultivan y consumen café-café. El café contiene más de mil productos químicos diferentes, pero tres tipos de ellos son probablemente los de mayor efecto: cafeína, ditepernos y polifenoles. La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central que produce una reacción de alerta, con aumento de la frecuencia cardíaca y subida de la presión arterial.
Sin embargo, la achicoria se produce para elaborar un sustituto del café. Para ello se recolecta la raíz, se deja secar, se tuesta y se reduce a polvo. Así se obtiene un producto de aroma suave y con la cualidad de que no contiene cafeína. Mi pregunta será si nos va a invitar a café con cafeína o a achicoria sin ella. A un Estatuto sin transferencias o a un estatuto-estatuto con 37 de ellas pendientes, buen aroma, adictivo y capaz de alterar el ritmo cardíaco. Y lo digo porque en los últimos años, por no tener, no hemos tenido ni achicoria, y ahora la nueva ministra cafetera nos propone en su política de I+D+i cerveza sin alcohol, angulas sin ojos, huevos sin colesterol, cigarros sin nicotina y bistec sin calorías.
Pero no hemos estado treinta años con un Estatuto bloqueado para que en lugar de café nos ofrezcan achicoria, una verdura muy fácil de preparar que se presta a servir de acompañante en insípidas ensaladas. Queremos café-café, pero por lo oído a Patxi López, en su maleta-programa sólo tiene achicoria. Y eso que está en campaña, aunque sus verdaderas 'primeras palabras' sean en castellano y se vaya al oficio de una tragedia rodeado de periodistas.


http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081002/opinion/prefiero-cafe-achicoria-20081002.html

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