domingo, octubre 26, 2008

Garcia Brera, Con la reina detras

lunes 27 de octubre de 2008
Con la reina detrás

Miguel Ángel García Brera

H E vivido ocho días en Eslovenia, un país hermosísimo en el que la naturaleza se muestra con un esplendor que encendían, en esta época, los mil colores otoñales; un país donde la historia ha dejado castillos imponentes y la guerra paradojas crueles como la de no saber contra quien había que luchar cuando el sesgo de las alianzas cambiaban en el curso de la contienda. Un país de ciudadanos cordiales que cuidan con esmero sus viñas emparradas, sus campos de verdor excitante, su monumentos y sus calles; que saben de música y canciones quizá animados por una gastronomía amplia y unos vinos de gran calidad y variedad. Y, al día siguiente de mi llegada para participar en las sesiones del 50ª Congreso Internacional de la Federación Mundial de Periodistas y Escritores de Turismo (FIJET), llegó a Ljubljana, la capital eslovena, la reina de Inglaterra cargada de sus horrendos sombreros.

Con la reina detrás, la televisión nos permitía revivir cada día nuestra jornada anterior y repasar el recorrido de los casi doscientos periodistas que hemos acudido al Congreso, pues la soberana ha seguido nuestro mismo itinerario, aunque, si bien nuestros anfitriones han sido amabilísimos y no han regateado gastos para convertir el acontecimiento en uno de los mejor preparados congresos de FIJET – donde, además, la organización es siempre muy cuidada -, hay que decir que, a diferencia de lo sucedido con ella, a nosotros no nos han regalado un caballo “lipizzano”a cada uno. Tal vez porque en Lipica, ese lugar maravilloso y extenso, donde el pasto y la arboleda variada permite cabalgar a los équidos, blancos como la nieve, con igual libertad que sus ancestros ya en el año 1580, y donde los caballistas imponen una doma clásica, tradicional, que hacen de su exhibición un espectáculo de fama internacional, prescindir de 200 caballos de repente podría causar una crisis; o quizá porque Drago Bulc, el presidente de FIJET-Eslovenia, sabe muy bien que ningún periodista podría atender los gastos de su cabalgadura en las cuadras de Lipica, y parece que el regalo de la reina tendrá que soportar esa servidumbre.

En la televisión eslovena, - TVE también llega perfectamente – he visto a Isabel II firmar en los mismos libros en que, a partir del momento en que el presidente de FIJET, Tijani Haddad, hubo de ausentarse para recibir un premio importante de la OMT en Filipinas, también yo firmé, dado que en las elecciones celebradas el primer día del Congreso, resulté elegido vicepresidente en competencia con el estadounidense Jim Thompson, quien renunció en el último momento a su candidatura.

Supongo que también la reina habrá pasado por Bled, siguiendo su viaje cuando ya los periodistas de turismo regresábamos a casa. El entorno de esa ciudad, situada al pie de los Alpes y cerca de la frontera con Italia, constituye todo un compendio de cuento de hadas, de paraíso natural ampliado con gran sentido estético por el hombre. Su célebre lago que, según el simpatiquísimo alcalde de Bled, Janez Fajfar “es el más bonito del mundo”, contiene una isla con un templo en el que está de moda casarse, en una ceremonia que exige el traslado en barcas o góndolas de remo – los motores están prohibidos – y en sus aguas se mira un empinado castillo colgado sobre la colina. La FIJET terminó en ese ámbito su Congreso en el Gran Hotel Toplice donde, antes de pronunciar mi discurso en la ceremonia de clausura, pude disfrutar de su piscina de agua directamente servida del manantial salutífero, a 22 grados, un poco fríos, pero capaces de quitar el estrés al más sometido a él, si antes se disfruta de la sauna, a elegir entre seis variedades. Ignoro si la reina se ha alojado en el hotel, pero, entre otros huéspedes ilustres, aunque yo a éste no lo tenga por tal, sí figura en las fotografías de recuerdos, Javier Solana. Otras visitas y estancias de los Reyes de España y de Adolfo Suárez y su familia me son contadas con inefables anécdotas, en muy buen español, y con afecto hacia los personajes, por el alcalde Fajfar en la cena de clausura, aunque parece que ellos se alojaron en el Palacio que ocupaba Tito y hoy es Hotel Vila, en obras.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4881

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