jueves, octubre 02, 2008

Carrascal, Salvar la Calle Mayor

Salvar la Calle Mayor

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Viernes, 03-10-08
TODO lo que está ocurriendo en Washington estos días -los debates, las votaciones, los reproches, las maniobras- tiene un último objetivo: evitar que los norteamericanos corran a las ventanillas de los bancos a sacar sus ahorros. En otras palabras: impedir que cunda el pánico sobre el sistema financiero. Porque si cunde, ni siquiera los bancos mejor llevados y con mayores reservas podrían facilitar a sus clientes el dinero que tienen en depósito, al haberlo invertido en créditos a otros clientes. Para evitar esta estampida, no hay más remedio que mantener la confianza en el sistema, garantizar al hombre de la calle que su dinero está seguro. De ahí que lo primero que incluyen los planes que se manejan en Washington es subir la garantía estatal de los depósitos bancarios de 100.000 a 250.000 dólares, más de lo que el ciudadano medio tiene depositado, por lo que no correrá a retirar sus ahorros. Con la retaguardia así asegurada, podrá empezar a sanearse las instituciones dañadas por los «valores basura», más dedicadas a especular que a administrar.
Esto exige mucho dinero, ya que la especulación había alcanzado proporciones astronómicas, infectando poco o mucho todo el sistema, por la codicia de unos, la irresponsabilidad de otros y la negligencia de los encargados de velar por el bien general. Todos ellos deberían pagar sus culpas. Pero eso no es lo más urgente. Lo más urgente es evitar que la presa reviente. Si nos ponemos a buscar culpables para castigarles, la gigantesca riada se nos llevará a todos por delante al quedarse los bancos sin dinero, las grandes empresas sin financiación, el comerciante sin medios y el ciudadano corriente sin trabajo y sin dinero. Nuestro sistema financiero se basa en el crédito, y es éste precisamente el que se ve amenazado por una desintegración en cadena. Como escribe Thomas Friedman en el New York Times, se comprenden las ganas de castigar a Wall Street, pero es imposible hacerlo sin castigar a la Calle Mayor, que sería a la postre la más castigada. O sea, que hay que acudir en socorro de aquélla para salvar ésta. Con todas las garantías, eso sí. La primera de ellas, asegurarse de que lo ocurrido no volverá a ocurrir. Luego, que se castigará en lo posible a los culpables. Si lo primero podrá alcanzarse reforzando los controles sobre la especulación, al estilo de lo que se hizo tras la crisis del 29, lo segundo, que parece tan fácil dado que se conocen nombres y apellidos de quienes se han enriquecido con prácticas que bordeaban lo fraudulento, en la práctica va a ser muy difícil dado que la mayoría habían actuado al socaire de la legislación, o falta de ella, sobre sus tejemanejes. Aparte de que buena parte de la responsabilidad recae sobre los mismos políticos que tratan hoy de que el sistema financiero no se nos desplome encima, pero que durante todos estos años han consentido que ese enorme embalse de deuda, mentiras y falsa riqueza alcanzase proporciones que amenazan convertir de golpe y porrazo el llamado primer mundo en tercero.

http://www.abc.es/20081003/opinion-firmas/salvar-calle-mayor-20081003.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con la aprobacion por parte del congreso y convertido en ley el plan de rescate financiero, se espera que llegue la calma sobre el sistema financiero.