Cantidad y calidad
03.10.2008
EDUARDO ROJO TORRECILLA
E ste curso ya no puedo explicar a mis alumnos que el problema de nuestro mercado de trabajo es sólo de calidad del empleo, que lo sigue siendo y mucho, sino que también vuelve a ser de cantidad; y, además, quienes son jóvenes entre 20 y 25 años lo viven muy directamente por las mayores dificultades que están encontrando para incorporarse al mercado de trabajo. Por cierto, que una cosa son los demandantes de empleo y otra bien distinta las personas desempleadas, y la diferencia entre las cifras de unos y otros es de más de un millón, por lo que conviene tener bien presente este dato al analizar las políticas en esta materia.
Más empleo y más calidad de la vida laboral han de ser ahora las dos caras de la misma moneda. Es necesaria más formación para incorporarse a los nuevos puestos de trabajo que se crean y que precisan mayor cualificación, pero sin olvidar que todavía una parte nada despreciable del tejido productivo español no requiere de especiales habilidades formativas. Y en ese esfuerzo sobran ahora los debates en torno a las reformas de la normativa laboral, porque ahí no está el centro de la cuestión, mientras que sí es importante centrar la atención sobre cómo se combinan las competencias estatales y autonómicas para avanzar por la senda de un mayor empleo y de mejor calidad para todas las personas, sin diferencias por razón de nacionalidad. Sobran también las diatribas contra los servicios públicos de empleo cuando es necesario contribuir a mejorar su funcionamiento, y eso no se consigue por la vía del desprestigio sino reforzando su capital humano. Una mayor y más rápida difusión de las ofertas y demandas de trabajo por vía informática también puede contribuir a perfeccionar el ajuste entre ambas, enlazando la actuación pública con la intervención de los agentes privados. Asimismo, es preciso un apoyo adecuado al tejido empresarial, fundamentalmente nutrido en España de pequeñas y medianas empresas, un objetivo al que van dirigidas algunas de las medidas recientemente adoptadas por el Ejecutivo.
Hay una palabra que todos los agentes sociales deben practicar en momentos de crisis, y es la de responsabilidad. Será necesario un esfuerzo colectivo para recuperar nuestros niveles anteriores de empleo, por lo que el diálogo social adquiere una función de primera importancia. Pero sin olvidar que el Gobierno también tiene sus propias responsabilidades que asumir.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/prensa/20081003/economia/cantidad-calidad-20081003.html
jueves, octubre 02, 2008
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