viernes, agosto 03, 2007

Rafael Bardají, La politica del sumiso

viernes 3 de agosto de 2007
La política del sumiso
POR RAFAEL L. BARDAJÍ
La política internacional se parece mucho a las relaciones personales. Hay quien cree que alimentar a las fieras le evitará ser devorado por las mismas. Es el apaciguamiento. También hay quien cree que durmiendo con su enemigo conseguirá que le perdonen la vida. Es la práctica del sumiso.
Nasin Kessem, el número dos de Hizbolá, no cree ni en lo uno ni en lo otro. Ha dado sobradas muestras de ello de palabra y obra. En una reciente conferencia titulada «la experiencia del Líbano y el futuro de la intifada global», además de subrayar una vez más que Hizbolá nunca reconocerá a Israel aunque así lo hicieran todos los países árabes de la región, también dijo cosas como que «sólo a través del martirio podremos hacer frente a la riqueza y las armas de nuestro enemigos». Kessem siempre ha defendido el terrorismo suicida porque cree que así lo hace el líder espiritual supremo en Teherán, la base doctrinal que guía toda la actividad de Hizbolá.
Este ideólogo del llamado Partido de Dios es con quien se ha entrevistado nuestro Ministro de Exteriores Moratinos. No sé qué le diría el dirigente socialista a Kessem, pero me imagino lo que le contaría éste: que Hizbolá no tiene nada contra las tropas de la FINUL y que ellos no estaban tras el ataque mortal a nuestros soldados. Ahora bien, nada se mueve en el sur del Líbano sin que lo sepa la gente de Hizbolá y aunque Hizbolá no fuera quien activó el detonador, tuvo que hacer la vista gorda ante lo que iba a suceder. ETA no pondría un coche bomba en Belfast sin que el IRA se enterara de nada.
Reuniones como las de Moratinos y el jeque Kessem refuerzan más que desmienten las historias de que las tropas de la FINUL buscan la protección de los milicianos de Hizbolá. En política, como en la vida, es tan importante con quien se ve uno como con quien no se habla. Más valdría que el ex enviado de la Unión Europea para la región siguiera los pasos de Tony Blair quien sí sabe con quién debe entrevistarse, pues la política de la sumisión acaba en abusos. Del fuerte al débil.

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