jueves 2 de agosto de 2007
Un rayo de Sol en la Bolsa Primo González
Para los amantes de las sensaciones fuertes, la Bolsa está fabricando estas últimas semanas otro fenómeno del crecimiento exponencial. Se llama Solaria, tiene su sede en Ciudad Real, ha salido a Bolsa a finales de junio y está a punto de multiplicar por dos su valor en apenas dos meses. No tiene mucho que ver con Astroc, ese fenómeno del rápido enriquecimiento bursátil que vimos derrumbarse como un castillo de naipes hace unas pocas semanas y que tenía en la actividad inmobiliaria su principal base de actividad. Astroc pasó de la nada a las páginas de Forbes en cuestión de meses y desapareció de la famosa lista de los más ricos del mundo con mayor rapidez aún. Los dueños de Solaria posiblemente nunca aparezcan en la revista norteamericana de los superricos, pero de momento están haciendo millonarios a algunos inversores avispados.
Lo de Solaria puede ser el fenómeno bursátil del año. Es, desde luego, la empresa que a estas alturas del año más ha crecido en Bolsa, a pesar de haber comenzado la carrera prácticamente en el ecuador del año. Los propietarios que tienen el control de la sociedad, una familia con varias ingenierías industriales en su haber, han visto con rapidez el próspero negocio de las energías renovables, al que España no ha llegado demasiado tarde, todo hay que decirlo. Tenemos a una de las primeras empresas del mundo fabricante de aerogeneradores para la energía eólica (Gamesa), tenemos a varias empresas eléctricas y de servicios (Iberdrola, Acciona, Endesa...) muy comprometidas con la implantación de este tipo de electricidad que aprovecha la fuerza del viento, y hay una intensa actividad de promoción de nuevas empresas orientadas al desarrollo de las energías limpias y renovables como son la eólica y la solar. Esta misma semana, el Grupo March ha tomado posiciones en una empresa del sector, Isofotón, líder en la fabricación de placas fotovoltaicas, en la que inyectará 150 millones de euros como ampliación de capital para financiar en parte su desarrollo.
En el caso del aprovechamiento de la energía solar, aunque parezca increíble (España es el país europeo con más superficie expuesta, en cantidad y en calidad, a la recepción de los rayos del sol) nos hemos quedado muy retrasados. Bien es verdad que la tecnología no es demasiado asequible, pero tampoco está fuera del alcance de la mano, aunque el desafío al que se enfrenta el aprovechamiento de la energía solar está muy lejos de ofrecer aún resultados eficientes. De toda la energía que libera el Sol, los humanos no aprovechamos en la actualidad más que una ínfima parte.
Es una tecnología en la edad de piedra, en la que el grado de eficiencia debería progresar de forma acelerada en los próximos años, a lo que indudablemente están ayudando las persistentes subidas del precio del petróleo. Cuanto más caro se vuelve el crudo, más dinero y recursos se dedican al desarrollo de las energías alternativas. Y en éstas, la materia prima, la radiación solar entre ellas, parece inagotable. Alemania lleva una gran ventaja al resto de los países europeos en la implantación de la energía solar, a pesar de ser un país bastante menos dotado e iluminado por la luz del Sol para estos menesteres que la geografía hispana. El Gobierno español ha sacado hace poco nuevas normas (la herencia de la ministra Trujillo) para exigir un mayor compromiso de los edificadores de inmuebles con la autosuficiencia energética de los pisos y oficinas, lo que contribuirá a hacer extensible la implantación de los paneles solares.
Las energías alternativas pueden aportar a la Bolsa nueva vida. De hecho, Gamesa, el fabricante de equipos para producir la energía eólica, que está llenando de gigantescos molinos las colinas de media España, ya forma parte del Ibex 35 desde hace unos años y está convirtiéndose en uno de los líderes mundiales en su trabajo. La revolución energética que viene va a demandar muchos esfuerzos tecnológicos y sobre todo financieros. El descubrimiento de ese filón no ha pasado inadvertido. Una de cada cuatro empresas del Ibex 35 ya invierte de forma activa en actividades energéticas, algo que hasta hace poco era patrimonio exclusivo de las empresas del sector eléctrico. El reinado del ladrillo está dando paso al del kilovatio con sus diversas variantes.
miércoles, agosto 01, 2007
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