sábado, agosto 11, 2007

Pio Moa, Los nietos y lo pitonisos

Los nietos y los pitonisos
10 de Agosto de 2007 - 08:44:17 - Pío Moa
Con típica y radical deshonestidad, (“cien años de honradez”) Gibson y compañía no paran de hablar de los “nietos” de los fusilados. Se diría que hay un movimiento espontáneo de nietos (de izquierda, por supuesto) por todo el país, a quienes de repente les ha dado por desenterrar a sus abuelos, todos ellos inocentes defensores de la libertad y la democracia asesinados y enterrados a millares “como perros” por los "fascistas". Ellos, los políticos e historiadores lisenkianos, lo único que hacen es servir, dándole voz, a ese movimiento nietista, tan razonable, digno y democrático. Pero ocurre exactamente lo contrario: esos políticos y lisenkos de la historiografía se dedican a falsificar la historia para crear un movimiento de intereses políticos muy actuales y concretos, explotando el cuento de los nietos.
Ocurre exactamente como con el terror izquierdista durante la guerra. Según estos individuos, fue “el pueblo”, sin duda harto de “la explotación capitalista y de los señorones”, el que se libró a venganzas y excesos, lamentables pero perfectamente comprensibles. De este modo encubren la realidad, justamente contraria: fueron gentes como las de la “memoria histórica” las que sembraron la propaganda fratricida y organizaron las checas y los asesinatos, que achacan luego, justificándolas y encubriéndose de paso, “al pueblo”,; así eluden su responsabilidad particular y justifican de paso el crimen, pues el pueblo, ya se sabe, en definitiva siempre tiene razón. La misma jugada ahora con "los nietos", a quienes achacan su memoria falsaria. En cuanto se entiende el truco, el timo se viene abajo.
La hipocresía sin límites de los gibsons y compañía sabe poner a la defensiva a los pitonisos: una derecha “moderada”, unas personas “cristianas” tienen que comprender, cómo no, este anhelo irresistible de los nietos por “la dignidad” y esas cosas. De otro modo serían "extremistas", la "extrema derecha", como dice el fascistoide Cebrián.
Y ahí tenemos al pitoniso Cosidó replicando que el gobierno, con estas historias “reabre heridas” y comete un “error”, porque centra la atención del público “sobre una de las páginas más negras de nuestra historia”. Vamos a ver, señor Cosidó, centrar la atención en una página negra de nuestra historia no es nada malo, no todo va a ser cánticos de gloria. El terror, tanto de las izquierdas como de las derechas, existió y no hay por qué apartar la vista de él para “mirar al futuro” como recomienda Rajoy. Y no es un error, en todo caso no es un error de los sociatas, que saben que por estos medios ponen al Partido Pitoniso a la defensiva con tanta facilidad y eficacia como se está demostrando, y lo desacreditan como “extremista” ante millones de personas. El error, si acaso, es el de ustedes.
La cuestión, señor Cosidó, es la que ustedes rehúyen sistemáticamente: la aclaración de la historia frente a su desvirtuación sistemática. Y la verdad podrían explicarla ustedes de manera sencilla y convincente para todos los públicos, si no les temblaran las piernas cada vez que surge el tema: En España, como en toda Europa y en todo el mundo, se cometen atrocidades cuando la ley es conculcada sistemáticamente y cae por tierra, y esto afectó a izquierdas y derechas. Pero quienes destruyeron la ley republicana y todo lo que tenía de democrática –que era bastante-- quienes quisieron y organizaron la guerra civil, según prueban sus propios documentos, fueron las izquierdas y los separatistas en conjunción. Tal como vuelven a conjuntarse ahora, vueltas a su viejo extremismo, para liquidar la Constitución… Por cierto que con la ayuda del PP.
Ocurre que la izquierda tiene una política con respecto a la historia, y los pitonisos --como su propio nombre indica--, no la tienen. Como no la tienen sobre casi nada, excepto sobre el futuro (hacer promesas no cuesta nada, y ustedes recordarán la sorprendente campaña electoral de Rajoy). Los pitonisos creen que la historia no importa: están comprobando que sí importa, pero creen que quien comete “un error” son las izquierdas. Creen también que, como tienen asegurados millones de votos negativos contra la izquierda, siempre conseguirán las poltronas necesarias. Que es de lo que se trata.
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Ayer en "El economista":
¿QUIÉNES SON LOS PERDEDORES, DON IAN?
Pio Moa
Dice Ian Gibson, atacándome de paso, que el PP debe ser “magnánimo con los perdedores de la guerra civil”, con los cuales el franquismo se portó “muy cruelmente”. Cabe preguntar, ¿quiénes son esos perdedores? ¿Serán, por ejemplo, los anarquistas y poumistas masacrados por los comunistas en Barcelona, en mayo de 1937? ¿Serán los campesinos de Aragón fusilados, según afirman los comunistas, por negarse a entrar en sus comunas? ¿Serán los numerosos fusilados por los comunistas, y luego los comunistas fusilados o entregados a Franco por los autores de la rebelión de marzo de 1939? Estos sí son auténticos perdedores, los auténticos olvidados en este carnaval de “memoria” montado por, entre otros, tantos personajes que hicieron su agosto durante la dictadura.
Como el señor Gibson ignora puntos básicos de nuestra historia, ni más ni menos que otros historiadores progres, le daré tres pistas:
a) Hubo un terror en los dos bandos durante la guerra, causado por el derrumbe de la legalidad republicana; y esa legalidad la destruyeron las izquierdas y los separatistas, no Franco.
b) Los vencedores juzgaron y fusilaron a numerosos enemigos suyos al terminar la guerra. Con certeza cayeron inocentes, pero también muchos asesinos realmente sádicos. ¿Cuáles de ellos fueron las víctimas para usted? ¿O lo fueron todos?
c) La represión franquista no fue más cruel, sino bastante menos, que la practicada por los comunistas en cualquier sitio donde hayan triunfado. Menos, incluso, que la aplicada en Francia o Italia al acabar la guerra mundial, puesto que allí se resolvió casi siempre mediante asesinatos, sin juicio. ¿Fueron los juicios franquistas poco garantistas? Depende. Comparados con los actuales, sí, pero comparados con los de los “tribunales populares” fueron un verdadero avance.
Tres pistas para que mediten los adrede desmemoriados de la “memoria”.

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