miércoles, agosto 01, 2007

Luis Pousa, Pues ya es el colmo

miercoles 1 de agosto de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Pues ya es el colmo
Con la renovación de dos instituciones de control del poder político, Valedor do Pobo y Consello de Contas, el cambio se consolida y la alternancia se robustece. Aunque no son vinculantes, los informes de ambas instituciones tienen un cierto predicamento en la opinión pública, a través de los medios de comunicación, y su difusión suele crear malestar en los cargos públicos concernidos, pero sin llegar todavía a lo que ocurre en los países nórdicos, donde las opiniones fundamentadas de estos órganos colegiados son tenidas muy en cuenta por los gobernantes en los distintos niveles de la administración. Independientemente, claro está, de que haya diferencias de criterio.
La renovación de esos institutos ha coincido con una extraña filtración a un par de medios de Comunicación de la Memoria del Consello de Contas correspondiente al año 2004. Algo ciertamente preocupante, en la medida que introduce elementos de discriminación negativa tanto para el resto de los medios informativos como para sus correspondientes audiencias.
En otras palabras, esa pésima manera de manejar la información pública daría para formular una queja ante el Valedor de Pobo, pues ya es el colmo que una institución que tiene como uno de sus cometidos velar por que se cumpla el principio de transparencia informativa en el uso de los dineros públicos, haga excepciones en lo que se refiere al trato dispensado a los medios de comunicación y oculte o retenga información para unos en beneficio exclusivo de otros.
En todo caso, resulta extraño que la filtración de los datos referidos a la Memoria 2004 hayan tenido como principales objetivos resucitar tres años después la polémica sobre la Cidade da Cultura y las subvenciones a los medios de comunicación. ¿Qué se pretende con ello, más transparencia o agitar aguas que parecen encauzadas? ¿A qué intereses beneficia esa maniobra? Desde luego, los sesgos opinativos dados a las exclusivas perjudican más que favorecen al Gobierno y resultan inocuos para la oposición.
La Cidade da Cultura es ya una realidad tangible, de tal modo que su propia corporeidad supera a los debates que pongan en tela de juicio su existencia. Y cuesta creer que la dinamita o su transformación funcional en sede administrativa fuesen las soluciones más sensatas para quienes en el verano de 2005 tomaron el relevo en la Xunta.
Polemizar ahora sobre lo que se debió hacer y no se hizo o lo que se hizo y no se debió hacer es viaje al pasado políticamente insensato, pues es tanto como resituar a quienes ahora gobiernan en papeles de oposición y a quienes ahora son oposición en papeles de gobierno. Siendo que el proyecto, con las modificaciones que ya se la han introducido y las que todavía le faltan por introducir, será concluido. Otra cosa es que la Cidade sea el Guadiana recurrente que algunos utilizan ahora para torpedear al Gobierno y, particularmente, al presidente Touriño. Pero esa es otra guerra y sus motivos son caprichosos.
En fin, felices vacaciones a quienes las cojan en agosto y ustedes las disfruten. A la vuelta del verano, las elecciones generales dominarán el escenario político gallego. En ese ambiente competitivamente belicoso no tiene sentido reabrir al reforma del Estatuto de Autonomía, que deberá esperar a lo que digan las urnas.

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