jueves, agosto 09, 2007

Las otras victimas

Las otras víctimas
09.08.2007 -

El estado crítico en que se encuentra la niña de 18 meses Estarling Martínez Mena tras ser tiroteada por su progenitor representa un episodio de singular dramatismo en la tragedia cotidiana provocada por la violencia en el seno del hogar. Después de poner fin a trece años de convivencia, la madre de la pequeña había denunciado por malos tratos a su antiguo compañero sentimental, obligado a respetar desde mayo una orden de alejamiento que ha vuelto a revelarse insuficiente para impedir el peor de los desenlaces dado que, según informaciones de su entorno, la víctima seguía manteniendo contacto con su agresor. El suicidio de éste después de disparar a su hija es una reacción infrecuente entre los atacantes, que acabaron con su propia vida en el 14,8% de los sucesos mortales vinculados a la violencia doméstica registrados en 2006. Cinco de las víctimas fueron menores. Las consecuencias de esa cifra se agrandan por el deterioro psicológico y emocional que soportan todos aquellos niños que asisten o sufren durante años la sucesión de agresiones y desprecios verbales; que llegan a presenciar, como ocurrió hace unos días en Toledo, el asesinato de sus madres a manos de sus parejas; o que se ven obligados a convertirse en el sostén de la familia cuando son su infancia o adolescencia las que precisan de atención y seguridad. Garantizar la libre existencia de las mujeres significa velar también por la de sus hijos, lo que debe llevar a los poderes públicos no sólo a mejorar los protocolos de protección, sino a reforzar las medidas asistenciales para ahuyentar el riesgo de que los menores acaben reproduciendo la agresividad aprendida. Pero también corresponde a los familiares, que sólo formalizaron el 1% de las denuncias por maltrato contabilizadas en el primer trimestre de este año, asumir una responsabilidad imprescindible en la salvaguarda de las víctimas.

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