lunes, agosto 20, 2007

Katia Ballano, Lagrimas y caos en el Perú

lunes 20 de agosto de 2007
Lágrimas y caos en el Perú
KATIA BALLANO GÖRING
La dimensión de la tragedia humana ocasionada por el terremoto que ha hecho temblar de terror a miles de personas en el Perú, le ha otorgado a este suceso un lugar destacado en la prensa internacional. Después del desastre sísmico, en las zonas devastadas, Ica y Pisco, no sólo lloran la muerte de cientos de personas, sino también se ven sumidas en el caos, acusan la escasez de alimentos y de mantas, y la inseguridad ciudadana aumenta de manera alarmante. USA Today informaba de que el presidente, Alan García, advirtió después de haber enviado «1.000 soldados adicionales al área» que «quien quiera que intente causar disturbios va a tener que asumir las consecuencias». El diario resaltaba además que «las autoridades establecieron puntos de distribución de alimentos en Pisco, aunque poca ayuda parece estar llegando a las 80.000 personas que se estima están afectadas por el seísmo». Bajo el título «Soldados buscan controlar los saqueos», el diario chileno El Mercurio reseñaba el despliegue militar en las ciudades de Chincha, Pisco e Ica destinado a colaborar «con las labores de rescate y la distribución de la ayuda humanitaria». Frente a la minimización de los disturbios por parte del presidente, «la corresponal en Chincha de la radio RPP denunció entre lágrimas el abandono del lugar, donde la ausencia de policías ha propiciado la irrupción de violentas pandillas armadas». La Nación se hizo eco del ataque del que fueron víctimas dos «socorristas» españoles. «Retornaban de sus tareas de búsqueda de supervivientes del terremoto y fueron tiroteados y, aunque no hubo heridos, el hecho creó alarma entre ellos». Según este diario, «uno o varios desconocidos les dispararon «unas doce veces»». «El confuso incidente es el primero que se reporta contra los equipos de rescate extranjeros presentes en la zona de desastre».
Mientras en el Perú muchas personas desearían tener algo con que abrigarse, en Suiza, seiscientas personas se desnudan voluntariamente y posan en un glaciar para el fotógrafo Spencer Tunick, conocido por sus fotos en las que la desvestimiento es una constante. Die Welt informó de que «esta vez no sólo servía al arte fotográfico. Cientos de desnudos protestaban contra el cambio climático y casi se congelan».

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