miércoles, agosto 15, 2007

George Bush se queda solo

miercoles 15 de agosto de 2007
George Bush se queda más solo
LA dimisión de Karl Rove marca el final de una era de la política norteamericana. Aunque ya son varios los miembros del equipo presidencial que han abandonado las inmediaciones de la Casa Blanca, la marcha de Rove es la de mayor importancia desde la del ex secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Sin anticipar lo que sucederá en la próxima elección presidencial de noviembre del año que viene, es evidente que una baja de semejante calado en el equipo presidencial de George W. Bush es la señal de que se cierra definitivamente un modo de hacer política y, si se quiere, un sistema de ganar elecciones. Karl Rove había sido una máquina de producir victorias electorales hasta que las últimas legislativas de 2006 dejaron el panorama político en manos de la oposición demócrata. Su marcha puede ser un reconocimiento de aquella derrota, pero tal vez también una manifestación de su incapacidad para invertir la tendencia.
En realidad, lo que queda de legislatura es un periodo en el que al presidente y a su equipo ya no le queda ningún margen de maniobra, a la espera solamente de un improbable milagro en Irak que pudiera cambiar la percepción electoral de una operación que de todos modos ya no podrá recuperar la simpatía que generó en sus primeros meses. Aunque el desarrollo del último plan militar está dando señales positivas, a pesar de que hasta los demócratas van a tener que aceptar que Estados Unidos tendrá que mantener a medio o largo plazo una presencia militar en Irak para evitar que el país no salte por los aires, el lastre que representa esta operación para el legado político del presidente Bush es tan grande que es posible que ni siquiera alguien como Rove se atreva a lidiar con él.
Algunos analistas han querido ver en esta dimisión un último gesto del «ingeniero» de la era Bush para dejar un campo más favorable el año que viene al futuro candidato republicano. Una especie de inmolación heroica destinada a salvar la causa in extremis. Lo cierto es que su marcha ha sido celebrada no solamente por los demócratas, sino por no pocos republicanos y que a la postre ha dejado una imagen de un Bush cada vez más solo y aislado, rodeado de un equipo en el que de un modo u otro todos esperan su oportunidad para abandonar el barco.
Ala postre, tal vez la lección más importante del ciclo que ha marcado Rove es que si bien las mejores tácticas de marketing pueden servir para ganar elecciones atrayendo acertadamente bolsas de electores en torno a un candidato, a la larga, la influencia de hombres como Rove en el legado de los dos mandatos presidenciales puede no haber sido tan relevante. Ciertamente, ganar elecciones es muy importante, pero al final es mucho más trascendente colaborar en la dirección estratégica de una política para que deje una huella en la historia que dure más que los cuatro años de una legislatura.

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