jueves 2 de agosto de 2007
Discursos reveladores
POR FERNANDO FERNÁNDEZ
LA comparecencia del consejero Castells para explicar el apagón me recordó al mejor Kirchner, aquel que culpaba a las empresas españolas de los males de la patria y amenazaba con encarcelar a sus directivos porque obsesionados con el beneficio se olvidaron de los intereses de la sagrada nación. Un discurso típico del peronismo anticolonialista, pero que sorprende en los socialistas catalanes. O quizás no tanto, porque gran parte de la legitimación política del nuevo Estatuto, como de la negociación con ETA, es la aceptación socialista de un discurso anticolonialista difuso, pero persistente y bien espoleado y financiado, que hace recaer en la opresión de Madrid toda la responsabilidad por la desertización del oasis catalán.
Criminalizar a los empresarios es una vieja estrategia totalitaria. Puede dar resultado si se trata de desviar el coste electoral de un error de prioridades, sensibilidad y presupuesto. Pero es letal a medio plazo para el país, (verbigracia Argentina). Además del pérfido Pizarro, o de los nuevos conquistadores españoles ávidos de gloria y dinero, hay un problema serio de modelo de crecimiento. Cataluña está gobernado por un ecosocialismo de chiringuito playero que pone todas las dificultades posibles a las inversiones en aumentar la capacidad de generación o distribución eléctrica, porque lo importante es preservar la belleza natural y la trama humana del paraíso. Es una opción inmovilista legítima, pero que impide quejarse si los cables no se renuevan en doce años cuando se tardan quince en dar licencia para enterrarlos. Los políticos catalanes buscan culpables a los que traspasar sus errores, y los malignos empresarios son siempre un buen candidato. Pero los ciudadanos demandan administradores eficaces y no justicieros. Está bien que los pirómanos estén entre rejas, pero no elimina la necesidad de una actuación eficaz. Se ha puesto de moda que los políticos se aflijan ante las cámaras y pidan perdón. Sería más creíble el gesto si fuera acompañado de alguna dimisión. En Cataluña hay varias pendientes. ¿Se acuerdan de quien era el ministro de Industria que inició la operación que distrajo a Pizarro y le impidió invertir?
miércoles, agosto 01, 2007
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