TRIBUNA DE ACTUALIDAD
El riesgo de tirarse en plancha es perder los dientes en el intento
Ely del Valle
LA VIÑETA DE ENIO
Sin comentarios.
Y no será porque no se le dijo. Desde que, sin encomendarse a Dios ni al diablo, decidió convertirse en el padre del Olimpo lanzándose a la piscina, se le advirtió de que estaba vacía.
6 de junio de 2007. Sólo usted y su talante saben de qué autoridad se sintió investido para pasarse por el forro la voz de quienes transitaron el mismo camino y autoconvencerse de que donde otros fallaron, usted iba a obrar el milagro.ETA, señor presidente, no se ha equivocado. Cuando alguien consigue lo que se propone no se equivoca, lo que hace es ganar. El que mete la pata es el incapaz de ver más allá de su propia egolatría y reivindica, como parte del cargo al que lo ha elevado la soberanía popular, el derecho a equivocarse. Si alguien se empeñara en poner la cabeza en la guillotina amparándose en que a los decapitados que le precedieron no se les privó de ese derecho, pensaríamos que es tonto del culo. Si además, cuando le cortan el cuello, manifiesta que el que la ha pifiado es el verdugo, la decisión unánime sería que además es un irresponsable de primer orden. Y ahí estamos, Sr. Presidente. ETA sabía desde el principio que ni Navarra, ni la autodeterminación, ni la liberación de presos eran objetivos factibles a corto plazo. Son terroristas, no gilipollas. De lo que sí debían de tener la certeza es de que con usted la vuelta a los Ayuntamientos, a la "legalidad" de apariencias, era pan comido, y, una vez lograda, no han esperado ni diez días en darle la patada y, de paso en soltarle otra en todos los morros a De Juana, demostrando así que les tienen a ambos en la misma consideración. A los dos les ha pillado la ruptura de la tregua que nunca existió acicalándose frente al espejo de las vanidades: a usted recomponiéndose la corona de laurel, que estaba pelín ladeada tras las elecciones, y al novio de Irati irritado porque la pulsera telemática no le combina con el verde bilis de la capucha.ETA, Sr. Presidente, por desgracia, no se equivoca. El que se ha equivocado es usted al creer que se puede hacer slalom a pie desnudo, al pensar que ETA va a dejar el negocio a cambio de algo tan alejado de su naturaleza como son unas instituciones democráticas y al estar convencido de que el colegueo con unos asesinos le podía mantener indefinidamente en el sillón, sin querer ver que, mientras tanto, los terroristas se iban dopando con la debilidad de este Gobierno. Ha sido usted, Sr. Presidente, como ese gallito de pueblo que de pronto se da cuenta de que todos los que le han jaleado para que salte a la plaza en pelotas y sin capote, están a la hora de la verdad protegidos tras el burladero, prestos a rematarle si le cornea el miura. El problema, en su caso, es que, con usted, nos ha obligado a todos ha saltar a la arena y ahora no nos queda otra que esperar la embestida. Si en esta situación cree que con echarle la culpa al toro está todo resuelto volverá a equivocarse. Y si después de las próximas elecciones se despierta chupando un lápiz sentado sobre una calabaza, que diría Serrat, la responsabilidad habrá sido sólo suya. Bueno, y de su talante, claro.
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