miércoles, junio 06, 2007

Cesar Alonso, Zapatero cayó en la trampa

miercoles 6 de junio de 2007
Zapatero cayó en la trampa
Por César Alonso de los Ríos
Ya legalizada, ETA ha terminado con el llamado proceso de paz. ETA nunca dejó de ser el Terror y nunca renunció a sus fines y a sus métodos, esto es, a la creación de un Estado independiente (Euskal Herria) por cualquier medio. Nunca renunció a sus fines ni a sus métodos. No ha vuelto al fuego porque nunca salió de él. Sus treguas son altos en el camino. A fin de recuperarse y debilitar al enemigo, al odioso Estado español y su gobierno. Ella señaló el comienzo de la tregua y ella señala su final. Cuando le conviene. Una vez más, demuestra una terrible fidelidad a sí misma. Puede cambiar de dirección, pero nunca de estrategia y la verdad es que, con negociaciones o sin ellas, no ha dado pie para que se le puedan atribuir un cambio de métodos y/o de objetivos. Ni ETA ni su brazo civil, Batasuna, se han arrepentido de su pasado. Por el contrario, para ambas organizaciones (la misma en definitiva) la suya es una guerra de liberación. Fidelidad al Terror se llama esta figura. Ingenuidad suicida la de quienes confían en que unas negociaciones pueden cambiar la naturaleza de ETA. Tan espantosa su condición como alarmante la actitud de quienes piensan que se pueden marcar los objetivos y los tiempos en unas mesas de «trabajo».
Ante esta ruptura de la tregua, ¿podemos seguir diciendo que la negociación será larga y difícil? Porque preguntarnos si estamos ahora mejor que hace un año y si estaremos mejor en 2008 que ahora, es algo demasiado cruel para quienes piensan en estos términos. ¿Estamos en el «principio del comienzo del final»? La verdad es que ETA tiene hoy más fuerza en las calles del País Vasco; que dispone de más pistolas y más explosivos; de comandos mejor organizados; que ha sido legalizada a través de ANV y gracias a su presencia en las instituciones dispone de más recursos; que ha comprometido al Gobierno y a una buena parte de la sociedad española al hacerle creer en un «proceso de paz» basado en el diálogo y los pactos. En esta ocasión, el Gobierno ha caído en la «trampa» de la tregua pensando que podría llegar a un acuerdo con ETA por no creer él tampoco en el Estado autonómico y en la Nación española.

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