jueves, marzo 08, 2007

Xabier Oleaga, Año y tres meses del juicio por el 18/98

viernes 9 de marzo de 2007
Año y tres meses del juicio por el 18/98
XABIER OLEAGA/EX DIRECTIVO DE 'EGUNKARIA

Cuatro años largos ya desde que se cerrara Egunkaria y aún no sabemos cómo va a dirimirse el caso. Un año y tres meses de juicio en el sumario 18/98 y, en el momento de escribirse estas líneas, aún no ha quedado visto para sentencia. El rodillo de la denominada Justicia no sólo es inexorable. Es, además, lento y pesado. Un recurso más para prolongar el padecimiento del reo, de su familia, de sus allegados, a través de la incertidumbre eterna, la provisionalidad sin fin, la espada de Damocles permanente, la imprecisa libertad prestada. Esa enfermedad silenciosa que evoluciona sin hacer ruido aparente pero que va socavando las entrañas irremediablemente. Con motivo del cuarto aniversario del cierre de 'Egunkaria' fueron varias las entidades de todo tipo que se implicaron públicamente en recuerdo de lo que ocurrió y para pedir cuentas por lo mismo. Mal haríamos los procesados de este caso si nos limitáramos a recibir complacientes las muestras de adhesión que tan generosamente se nos brindan y no supiéramos corresponder con otros que sufren una situación similar, peor incluso que la nuestra, y con quienes compartimos plataforma en esa fórmula de amplitud acertadamente denominada 18/98 aunque nuestro sumario sea distinto al suyo. No es el caso. De hecho hemos estado ahí, a su lado. Hemos compartido horas en el barracón donde se ha venido celebrando el juicio hasta hace bien poco, en escenarios públicos, y hemos pateado calzada codo con codo con reivindicaciones casi calcadas. No en vano la base acusatoria que se esgrime en contra de todos nosotros es la misma. Ya tendremos ocasión de hablar de la evolución de nuestro propio sumario. Hay aún demasiadas cosas pendientes. Pero en estas fechas, con los últimos coletazos del juicio oral por el 18/98, es ahí a donde hay que dirigir la mirada de la solidaridad y el compromiso consecuente. Ésa es nuestra opción, pero es también la propuesta que hacemos al conjunto de la sociedad vasca.No en nuestros oídos, porque nos hallábamos rigurosamente incomunicados en aquellas fechas en las oscuras dependencias de la Guardia Civil, pero sí en nuestra memoria aún resuena el eco de las grandes movilizaciones que siguieron al cierre de 'Egunkaria'. Lo mismo en el mes de febrero como después de la segunda redada, en octubre. La convulsión social, la incredulidad, fueron días de verdadera alarma social generalizada en nuestro país. Y no era sólo por el cierre de 'Egunkaria', estoy seguro. No me cabe ninguna duda de que el cierre y las detenciones representaron por sí mismos un salto cualitativo respecto de los casos de ilegalización y cierre de medios anteriores. Me ha tocado decir públicamente en alguna ocasión que el Gobierno de Aznar con aquella acción no sólo reincidió en una auténtica barbaridad desde un punto de vista democrático, sino que además cometió un grave error de cálculo. Subestimó el blindaje social del proyecto 'Egunkaria' frente a la agresión del Estado. Después del paseo triunfal de ilegalizaciones anteriores, ni siquiera pasó por su mente que pudiera darse una reacción así. Él aún cabalgaba sobre el '¿qué se creían, que no nos íbamos a atrever?'.Pero, volviendo a las movilizaciones, tengo la íntima convicción de que había en ellas un manifiesto 'basta ya', un hartazgo social ya irrefrenable por el cúmulo de ilegalizaciones, clausuras de medios ('Egin', 'Egin Irratia', 'Ardi Beltza'...), hostigamiento judicial a entidades ligadas al euskara (AEK...) que antecedieron al cierre de 'Egunkaria'. Me pregunto si habría llegado a construirse el caso de haber mediado previamente, en los casos anteriores, las movilizaciones y la reacción social y política que se dieron en el nuestro.No se me escapa que la judicialización de la vida política, social y cultural vasca no paró ahí y que hoy mismo deglute hasta al propio lehendakari, a los más altos cargos de aquel momento en el Parlamento vasco e incluso a dirigentes del PSE-EE-PSOE. Pero aún así me parece pertinente la pregunta. Lo planteo porque estoy seguro de que había muchos lectores de este periódico entre los miles de personas de los diferentes ámbitos de la sociedad vasca que se consternaron con el cierre de 'Egunkaria' y que incluso se manifestaron activamente, con mayor o menor intensidad, en contra de lo que entonces ocurrió. Es a todos ellos a quienes de manera especial dirijo estas palabras y les pido que en estas fechas de final del juicio por el 18/98 fijen su mirada en este caso.Hace algunos días Fabián Laespada, de Gesto por la Paz, en otro artículo motivado precisamente por el aniversario del cierre de 'Egunkaria', recordaba en estas mismas páginas el 'caso Egin', incluido como se sabe en el 18/98, y proponía una batería de interrogantes ciertamente edificante. Agradezco sinceramente el recuerdo espontáneo del articulista.Sólo me queda advertir sobre una inercia comprensible, pero entiendo que perniciosa. Me refiero a la tentación de asociar el caso del 18/98 al desarrollo de un hipotético 'proceso'. Como si cupiera la excusa de relegar el asunto a futuras negociaciones políticas, descargando la opción del compromiso activo de hoy. Si fuera cierto lo que dice Laespada, bastaría con aplicar la Constitución para devolver las aguas a su cauce. Por lo tanto no habría por qué esperar a eventuales procesos políticos. Nuestros abogados hablan de desactivar el impulso político que dio lugar a la existencia de estos casos. Que prevalezca la razón jurídica sobre la razón de Estado, dicen ellos. Y que los juicios gestados por iniciativa de los gobernantes del pasado queden en nada en el escenario del presente, digo yo modestamente.

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