domingo, marzo 11, 2007

Rajoy se cargó lo de que la calle es de izquierdas y el PP está solo

Rajoy se cargó lo de que la calle es de la izquierda y el PP está solo
Antonio Martín Beaumont

¡Dos millones de personas! Ningún político español había conseguido congregar a tanta gente de todo tipo en la calle. Este líder popular sí. Pero tal baño de multitudes no parece marearle.

12 de marzo de 2007. El guión escrito por Pepiño Blanco ha fallado. De momento. Aplicar el "ventilador" a la política penitenciaria de los gobiernos del PP para paliar el "efecto De Juana Chaos" se ha demostrado contraproducente, porque en las listas de terroristas que obtuvieron beneficios gobernando Aznar no hay ninguno que fuese liberado por deseo del Gobierno, y por supuesto ninguno sacado de su celda tras chantajear al Ejecutivo. Fallo, por tanto. Fallo. Sí. La "cortina de humo" socialista se ha disipado con los fuertes vientos que han azotado España la pasada semana. Cada vez más ciudadanos confiesan creer en las encuestas que Zapatero se rindió ante el etarra. Pero los genoveses no deben bajar la guardia.El sábado, en la inmensa manifestación de Madrid, quedó remachado el fracaso del segundo elemento de la actual "estrategia Pepiño". Dos millones de españoles salieron a la calle no para insultar al Gobierno poniendo en riesgo la paz social, sino para defender dos cosas que entre nosotros van unidas desde las Cortes de Cádiz: la libertad y España. Los lazos azules y las miles de banderas españolas que impregnaron la capital portados por chavales, jóvenes y mayores fueron la expresión gráfica de esas dos realidades que Mariano Rajoy interpretó como nadie al finalizar su discurso con el coreado grito: "¡Viva la libertad! ¡Viva España!".¿Insultos? Inexistentes. ¿"Derecha extrema", de esa que en Ferraz tiran a la cara de Rajoy a la primera de cambio como si de un espantapájaros se tratara? Pues ninguna. Difícilmente se habrá visto en una capital europea tanto civismo en una concentración de millones de personas: familias enteras entusiasmadas, eso sí, aguantaron durante horas las aglomeraciones en una fiesta política de llamativo color rojo y gualda. El PP se manifestó en Madrid tal como es.Mariano Rajoy, líder de masas: quién se lo iba a decir a tanto sesudo analista que hace sólo tres años lo daba por amortizado. Un auditorio, ya digo, variado, cívico, sensato y moderado en sus expresiones, pero desde luego no en su entusiasmo ni en sus convicciones, llevó volando al líder popular entre gritos de "¡Presidente, presidente!". Ningún político en la historia de España ha sido capaz de congregar en un acto a dos millones de personas. Rajoy, sí. Estamos hablando de política de otro nivel. Y, sin embargo, ni él ni el PP -al menos por lo que he podido comprobar hasta ahora- se han emborrachado de éxito. ¡Me alegro!Y eso que este fin de semana, desde luego, los del edificio de la gaviota azul de la calle Génova tenían razones para sonreír y… hasta para pedir la caída inmediata del Gobierno. De momento, de un plumazo habían roto tópicos como el de que la calle es de la izquierda o el del aislamiento del PP. ¿Quién puede ahora decir, tras semejante baño de multitudes, si tiene cierto pudor, que no es Rajoy el político que conecta mejor con las preocupaciones de la gente normal de este país? ¡Dos millones de españoles en el centro de España! Menuda soledad popular tan acompañada. Pero don Mariano, firme, sobrio incluso, midiendo las palabras y los tiempos, rehusó marearse con la maravillosa ola de adhesiones. Quizá espere –es lo sensato también- navegar sobre ella para llegar a las elecciones de mayo en las mejores condiciones. ¿Moción de censura ahora? ¡Ni hablar! El líder pepero la presentó en la calle y la ganó.

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