Prisa, de los nervios, ve cómo "El País" y la SER se pegan un batacazo
Manuel Ortega
Los chicos de Polanco no lo han hecho muy bien en su confrontación con el PP. De momento, van dos metidas de pata y una infructuosa búsqueda de "outsiders" populares como arietes.
27 de marzo de 2007. A estas alturas de la película, la pregunta queda en el aire: ¿era consciente Jesús Polanco de la tormenta que desataba con sus declaraciones? De que era un gesto calculado, no cabe duda. Pero, ¿también los resultados? Y es que el mayor grupo mediático de España ha entrado en choque directo con el primer partido político de España en número de militantes encontrándose, a diferencia de otras ocasiones, una muralla.El veto no sólo se mantiene, sino que va a más. Por lo pronto, a la retirada de las campañas publicitarias de cara a las próximas elecciones. Frente al unionismo de los principales dirigentes populares, los muchachos de Polanco poco han conseguido más allá de una serie de comunicados que, a estas alturas, no engañan a nadie. Hay nervios, y no es para menos. La maniobra contra Eduardo Zaplana ha terminado en denuncia contra El País de Javier Moreno. Un nuevo varapalo para El Químico, y ésta vez por hacer uso de una filtración procedente, parece ser, del entorno de Jesús Caldera. Dossier tan mal hecho que hasta resucitaron a la madre del portavoz popular en el Congreso, haciéndola receptora de regalos supuestamente pagados con cargo al erario público, pese a haber fallecido… en 1966. Echen cuentas y les saldrán más de cuatro décadas. Por si fuera poco, a la Cadena SER, en su mejor estilo de una película que ya hemos visto -Tres días de marzo, podría llamarse–, prepara un montaje a costa de Alberto Ruiz-Gallardón, presentando unas declaraciones públicas del alcalde madrileño como una entrevista "exclusiva". Y claro, resulta patético ver cómo los dos grandes buques insignia del Imperio, que diría José María García, fracasan en sus ofensivas de manera tan burda apenas tres días después del inicio de las hostilidades. Quizá por eso no es de extrañar que José Luis Rodríguez Zapatero y el gurú Miguel Barroso, ese que tanto continúa mandando desde la Casa de América, anden potenciando un grupo alternativo a Prisa a través de los amiguetes de La Sexta. Al fin y al cabo, Barroso, historiador de formación, sabe que a todos los imperios les llega la decadencia. Y puede que la de Prisa, con el patriarca Polanco en la última vuelta del camino y el ya no tan niño Cebrián viendo cómo ya no marca estrategias, esté en marcha.A la caza y captura del disidenteCon este panorama, tampoco sorprende que en Prisa anden como locos buscando críticos populares con el veto decretado por Rajoy. Es el punto débil de la muralla que ha levantado el presidente del PP, y, llegado el momento, si no se toma en consideración, podría servir para socavar sus cimientos. Hay, sin embargo, diferencias. Una de ellas, fundamental, es que la mayor parte de los líderes populares vivieron en sus carnes cómo los medios polanquistas jugaron un papel decisivo en el agit prop de marzo de 2004. No hay, por tanto, ningún interés de contemporizar con quien siempre sacará a relucir el aguijón, dispuesto a apoyar, con razón o sin ella, como en la Legión, al Gobierno de Zapatero. Para más de uno, los complejos se han volatilizado, y bastaba ver cómo el diputado Rafael Hernando sacaba a relucir el pasado franquista de Polanco y Cebrián, algo que hace unos pocos años hubiera sido prácticamente imposible.Prueba de ello son los personajes de los que hasta ahora ha podido hacer uso Prisa en su táctica de airear divergencias. El más importante, decisivo quizá, Gallardón, muy comedido en principio, a buen seguro no olvidará el montaje planeado por la SER a su costa. Pero más allá del alcalde madrileño, que tampoco habló de romper el boicot, ojo, poco más. Queda, sí, un Antonio Basagoiti que, a diferencia de Mercedes de la Merced, asegura no estar dispuesto a cesar su colaboración con Radio Bilbao, dependiente de Prisa. Pero más allá, la nada: dos frikis como el diputado Joaquín Calomarde o el senador Evaristo Nogueira, personajes totalmente desconectados de la militancia popular en la que algunos se escudan. O algún personaje de tercera o cuarta fila, como el secretario general del PP alcarreño o el candidato a la Alcaldía de Valdepeñas. Ya ni tan siquiera les queda el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, que rectificó su opinión sobre el veto. Así que si esos nombres son todos los que tiene Polanco para romper la unidad de los populares, aviado va. Lo dicho, es para ponerse nervioso. Quizá de ahí venga todo: de la obsesión del líder de Prisa, que ve cómo gracias al proceso de Zapatero los populares recortan distancias días a día.
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