martes, marzo 27, 2007

Pio Moa, Savater no sabe que es Dios

Savater no sabe qué es Dios
26 de Marzo de 2007 - 11:32:50 - Pío Moa

"–¿Usted se considera ateo?– Ni siquiera eso. No creo que exista noción de Dios, no creo que exista nada sobrenatural. Decir que alguien es ateo es de por sí religioso, y yo no creo que nadie sepa a qué se lo está contraponiendo. No es que yo no crea en Dios, es que no sé qué es Dios, y el que cree tampoco lo sabe."
Tres observaciones, desde una increencia no indiferente:
1.- Ni Savater ni nadie sabe qué es Dios. Pero empleamos constantemente otros conceptos que nadie sabe qué son. Nadie sabe qué es la masa, o la energía. Normalmente explicamos unos conceptos recurriendo a otros más amplios y anteriores lógicamente, hasta llegar a unos conceptos límite, que resultan inexplicables por otros más amplios y anteriores. No sabemos qué son, pero su empleo no pierde sentido, porque nos permiten explicar lo que viene detrás. En otras palabras, “esa cosa” que llamamos energía tiene efectos constatables y medibles. Podemos definir la “cosa” por esos efectos, pero no por causas anteriores a la propia energía (y si encontráramos tal causa, volveríamos a lo mismo). La semejanza con el concepto de Dios parece clara: se trata de un concepto límite, impenetrable, pero sentimos de forma inmediata su efecto: el mundo, el universo, incluida la propia humanidad. Por consiguiente no carece de significado hablar de Dios, aunque no sepamos qué es.
2.- La cuestión real: ¿necesita de Dios el mundo –o nuestra mente como manifestación del mundo? La idea de Dios viene, al menos, de una doble intuición: a) El mundo no se explica por sí solo, necesita un agente distinto de él, un “creador”. b) El mundo se nos aparece como algo sin sentido, y la psique humana precisa, para sostenerse, percibir un sentido a la existencia del mundo y del mismo hombre. Ese sentido le vendría necesariamente de fuera, de Dios.
3.- El ateísmo, al menos el que intenta basarse en la ciencia, tiene también sus efectos, comprobables históricamente. Ya he hablado de ellos y de un lazo bastante inteligible entre él y el totalitarismo. Savater puede dejar de lado ese problema, porque ni siquiera se declara ateo. Pero su pretensión implícita de que tantos millones de personas durante miles de años hayan estado creyendo en un sinsentido y, en cierto modo, gobernándose por él, por una "droga dura", como llama a la religión, revela una audacia un poco difícil de distinguir de la frivolidad, por no decir la tontería.
También dice Savater que él no se entra en la vida de la gente. No entiendo por qué tiene que afirmar tal falsedad. Entra, inevitablemente. No cesa de indicarnos cómo debemos comportarnos y en qué debemos creer. Pretensión legítima en principio, pero habría que ver en qué grado valen la pena sus "entradas" en nuestra vida. Si no serán ellas, precisamente, "droga dura", incluso adulterada.
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Los señoritos
Dice Rodrigo Rato que se encuentra muy bien en su cargo actual y que no añora sus tiempos en la dirección del PP. Mientras el país sufre los embates de la alianza del gobierno y los terroristas, Rato lo pasa bien. Su carrera va viento en popa. Eso es lo que cuenta.
Fue él el principal impulsor del acuerdo que dio a PRISA una posición privilegiada en los medios españoles; y, como todo el gobierno, desafió a la justicia incumpliendo la sentencia sobre el antenicidio. A cambio, naturalmente, de un tratamiento especial por parte del fascistoide grupo de medios. Un carrerón.
Rajoy, justamente indignado por el chantaje de Polanco, ha plantado cara al promotor de la Infame Alianza. Ayer me preguntaba: ¿qué hará Gallardón? Pues le ha faltado tiempo para sabotear a la dirección de su partido. A Gallardón le preocupa esta “guerra”, o, mejor dicho, le preocupa que el PP se defienda de Polanco. Gallardón es, en definitiva, el hombre de PRISA en el PP, en quien piensa Polanco cuando habla de “un partido de derecha laico” al que mangonear como mangonea al PSOE; el hombre, en fin, que podría tener por delante una gran carrera si PRISA le declara adalid de la “derecha civilizada”, para atacar a la derecha democrática.
No es que los señoritos sean una exclusiva del PP, los hay en todos los partidos. Pero en la derecha siempre han causado los mayores estragos. Recuérdese a la UCD.
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Me escribe Ángel Maestro:

"Lamentablemente, el general Blanco no dejó memorias que habrían sido tan interesantes. Durante el periodo de Ministro del Interior de Martín Villa se procedió a una gran limpieza de todas las fichas de la DGS, con el típico complejo UCD. Posteriormente con Roson de Ministro se llego al máximo en dicha limpieza, deseosos de agradar a todo el progresismo".

Tendría triste gracia que la limpieza de fichas –un verdadero atentado a la historiografía– hubiera venido de la derecha, aunque no sería la primera vez que cosas así han ocurrido. Cabe imaginar que el PSOE en el poder habrá completado la labor, por la cuenta que le traía.

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