jueves, marzo 08, 2007

Luis Pousa, Privatizador socializador

viernes 9 de marzo de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIn FILTRO
Privatizador socializador
No hizo falta que nadie se lo dijera, pues Alberto Núñez Feijóo es agudo y ya ha visto bastante cosas como para saber que, cuando el calor de los focos mediáticos es lo bastante asfixiante como para hacer sudar el cogote, en esta ocasión por algunos casos relacionados con el urbanismo que salpican la imagen del partido y por algunas bajas y deserciones a nivel local, urge darles un giro de 180 grados. Con el fin de que esa luz intensa y malsana, que deja la moral hecha un churrasco (achicharrada por fuera y cruda por dentro), se traslade a otros ámbitos de la arena y sean otros personajes quienes sufran sus consecuencias: por ejemplo, Emilio Pérez Touriño, presidente de la Xunta.
A menos de tres meses de las elecciones municipales, para conseguir ese giro ya no basta con que, un par de veces a la semana, Alfonso Rueda, diga "eh, eh, eh, eh...." hasta quedar ronco, o que sus compañeros de militancia popular Ángel Bernardo Tahoces e Ignacio López-Chaves se transfiguren en sagaces detectives y se presenten, bolígrafo en mano, en las dependencias de la Consellería de Cultura con la pretensión de consultar unos expedientes.
Tampoco el asunto de Navantia Fene ha sido veta de largo recorrido para los intereses mineros de la oposición. El ministro Pedro Solbes la cerró casi de golpe y con algún porrazo sobre la Xunta, de esos que duelen pero no debes quejarte a gritos porque, aún por encima, te perjudica. Lo de Barreras dejó entrever que las relaciones entre los socios del bipartito no pasan por su mejor momento. Nadie es ajeno a la tensión electoral.
La situación descrita explica, en gran medida, por qué Feijóo ha lanzado una propuesta que contradice los principios liberales del PP y las políticas de adelgazamiento del sector público aplicadas por sus gobiernos.
Al contrario de lo que defiende ahora para los astilleros de Perlío, el líder conservador demanda la socialización de la autopista del Atlántico (AP-9), y contradice manifestaciones públicas suyas, efectuadas cuando pilotaba la Consellería de Política Territorial, en las que justificaba su privatización y, oh paradojas, también asumía, solidariamente con los demás miembros del último Gobierno Fraga, que Astano fuese integrado en la SEPI y dedicado a la construcción militar.
Privatizador o socializador, según tácticamente le convenga, Núñez Feijóo necesita tiempo para renovar por la base un modelo de partido heredado, cuyo éxito de funcionamiento a nivel de pequeños y medianos municipios depende todavía en exceso de una maquinaria clientelar, en obsolescencia terminal. Una tarea complicada y compleja, por cuanto a la vez precisa obtener el 27 de mayo unos resultados que consoliden su liderazgo en el PPdeG y avalen su proyecto político.
Pese a que Feijóo no ceja en el empeño de utilizar a Anxo Quintana como factor desequilibrante en su duelo con Touriño, las encuestas indican que éste es, de los tres, el que ha conseguido salir mejor parado de ese estado intermitente de refriega.
De cara a los comicios municipales, más que el caso de Gondomar, que obviamente tampoco les favorece, para los populares gallegos quizás sean mucho peor aquellos candidatos con vinculaciones directas o indirectas con el sector inmobiliario. Aunque no lo manifiesten, esos ríos de rechazo ciudadano llevan mucha agua (mucha fuerza).

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