viernes 3 de octubre de 2008
DEMETRIO PELÁEZ CASAL
AILOLAILO
Todo es mentira
Seguramente alguno de ustedes recuerden aquella película titulada Todo es mentira, en la que Coque Malla, cantante de Los Ronaldos metido a actor con cierto toque surrealista, amenaza todo el rato con irse a Cuenca, escapar de aquel Madrid plagado de pseudointelectuales, pseudomodernitos, pseudocreativos y otros náufragos de la movida para establecerse en una ciudad más vivible, auténtica y normal. La cinta no es ninguna joya, pero tiene su punto, es divertida, no tiene pretensiones y refleja con simpatía y acierto esa necesidad de huir que a casi todos nos embarga de vez en cuando. Hala, todo al carajo y tirando pa Cuenca.
Aunque sólo se trata del título de una película que narra historias ficticias, aquí también parece como si un cierto tufillo mentiroso se hubiese instalado en nuestras vidas, y así los días van pasando más o menos plácidos, más o menos encabronados, mientras nos bombardean con supuestos informes sesudos que en absoluto parecen corresponderse con la realidad. Un ejemplo: el precio de la vivienda en Santiago no ha bajado, sino subido, en lo que va de este deprimente 2008, y el ritmo de transacciones e se ha incrementado en los últimos meses, al contrario que en el resto de España. ¿De verdad es así? Pues lo será, pero entonces no se entiende por qué un piso en pleno Ensanche por el que hace un año pedían el equivalente de 80 milloncejos de pesetas está ahora en poco más de 50 -es un caso real-, y para colmo sigue sin venderse. Y habría que ver, entonces, por qué en un sinfín de inmobiliarias reina la desesperación o por qué infinidad de propietarios deseosos de vender no reciben ni una sola oferta pese a haber colgado hace mucho tiempo el cartel de rebajas ¿Será que todo es mentira?
Y ya que hablamos de contar mentiras, tralará, resulta curioso comprobar cómo seguimos sometidos al engaño y al talante chapucero de no pocos supuestos profesionales que sólo piensan en inflar los bolsillos a costa de los incautos que piensan -pensamos- que casi todo el mundo es bueno y honesto. La operación llevada a cabo por la Guardia Civil en Galicia, que ha supuesto sacar a la luz los trapos sucios de más de un centenar de talleres y concesionarios de automóviles que llevan años alterando los cuentakilómetros de los coches a la venta, da mucho qué pensar, porque en la práctica supone hundir la confianza de los consumidores. Generalizar es terrible, y en Galicia abundan los concesionarios que trabajan de una forma impecable, pero 120 salpicaduras pesan como una losa. Además, sería bueno saber cuántos de los talleres expertos en maquillaje cuelgan de sus paredes esos diplomas tan chulos que en teoría demuestran las buenas prácticas empresariales.Todo es mentira, y lo malo es que ni siquiera podremos largarnos Cuenca en un buga fiable. Vaya full.
http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1025&idNoticiaOpinion=349272
jueves, octubre 02, 2008
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