domingo, octubre 26, 2008

Carmen Posadas, Palin y los atributos femeninos

lunes 27 de octubre de 2008
PALIN Y LOS ATRIBUTOS FEMENINOS

Ignoro si la señora Sarah Palin será la próxima vicepresidenta de los Estados Unidos y mucho menos si, un día, por fallecimiento del ya bastante añoso señor McCain llegue a convertirse en presidenta del país más poderoso del mundo. Ignoro también si los norteamericanos a la hora de emitir su voto lo harán prestando más atención a sus sentimientos que a su intelecto, pero hay una cosa que me preocupa. Me refiero a la circunstancia de que el carisma y la valía de una mujer, en este caso de ella, se mida sólo por lo que representa y no por su preparación o aquello que pueda aportar a la política de ese país. Las feministas, para demostrar el machismo que todos deploramos y que aún existe, suelen argumentar que «a un hombre nunca se le hubiera juzgado de tal modo» o «a un varón no se le tiene en cuenta tal o cual circunstancia». Y es cierto lo que dicen. En muchos casos a nosotras se nos juzga por la ropa que vestimos, por el timbre de nuestra voz o por otros datos similares que nada tienen que ver con nuestra valía profesional. Por eso deploro especialmente que el mismo machismo residual que existe aún en la sociedad sirva para ensalzar o incluso sacralizar a una mujer basándose en cuestiones que nada tienen que ver con el cargo que ocupa. Lo que quiero decir es que la señora Palin, como los buenos yudocas, está utilizando la fuerza del contrario para su propio beneficio. Es como si ella se hubiera dicho: «Dado que van a achacarme que soy una persona con escasos conocimientos para ocupar el puesto de vicepresidenta del país más poderoso del mundo, y como mi condición de ultraconservadora madre de varios hijos –uno de ellos con síndrome de Down– puede dar la impresión de que no tengo fuerzas ni aptitudes para compaginar mi vida pública y privada y ya que no sé nada de economía ni de política exterior… ¡voy a hacer de la necesidad virtud!».

Y lo ha hecho, vive Dios. Ha conseguido hacer creer que todo lo que acabo de mencionar no es relevante. Que lo que importa es ser una mujer que siente y late al mismo ritmo que el corazón del ciudadano medio; ser, por tanto, lo que los americanos llaman ‘uno de ellos’. Y eso está muy bien y es muy encomiable, pero yo personalmente nunca votaría a ‘alguien como yo’ para conducir mi país, sino a alguien que crea mejor que yo. Por eso tampoco entiendo que según las encuestas muchas votantes de Hillary Clinton se hayan pasado al bando republicano sólo por el hecho de votar a una mujer. El feminismo que yo admiro es el que no tiene las tontas anteojeras que antes atribuíamos al machismo y eso implica medir a una mujer igual que se mide a un hombre, es decir, por sus ideas y no por su sexo. Que la señora Palin sea una madre ejemplar con un niño Down y una hija quinceañera embarazada no le confiere ningún atributo especial para regir los destinos de un país. Una vez más me pregunto, como hacen las feministas, si a Sarah Palin no se la estará juzgando por atributos ‘mujeriles’ y, en esta ocasión, no para denostarla, sino para ensalzarla. Según el analista Karl Rove, los vicepresidentes atraen menos del uno por ciento de los votos, pero por lo visto la popularidad de Palin puede incrementar esta cifra hasta un decisivo tres por ciento. Como mujer, me alegro de que vayamos accediendo a puestos de cada vez mayor responsabilidad y creo que es muy importante el que una de nosotras ocupe algún día uno de los cargos más relevantes del mundo. Pero me gustaría que quien lo haga no sea alguien que propugna crear un gasoducto a través de una reserva natural de Alaska, que piensa que guerra la de Iraq es «una tarea que viene de Dios» y que le gusta cazar osos polares. En otras palabras, ni las virtudes ‘femeninas’ y familiares de Palin me interesan y, desde luego, me aterrorizan sus ‘virtudes’ masculinas. Sea cual sea el resultado de las próximas elecciones norteamericanas, éstas servirán no sólo para demostrar qué tipo de hombre prefieren los americanos como su commander in chief en tiempos tan atribulados y críticos, sino también qué tipo de mujer admiran. ¿Seguirá la sociedad prefiriendo la misma clase de fémina que hubiera servido de ejemplo hace 50 años con todas sus luces y sus sombras? Mi ferviente deseo es que no sea así.

http://www.xlsemanal.com/web/firma.php?id_edicion=3567&id_firma=7410

No hay comentarios: