lunes, octubre 20, 2008

Antonio Garcia Barbeito, Él no queria

Él no quería

ANTONIO GARCÍA BARBEITO

Martes, 21-10-08
Ahora resulta que el muchacho no quería, oiga, él no quería hacerlo, porque dice que nunca ha sido ni racista ni clasista, aunque, eso sí, reconoce que estuvieron «increpando y molestando» a la víctima, una pobre indigente que buscó refugio en un cajero de Barcelona para echar a dormir su mísera vida, sin saber que se acostaba en el crematorio antes que en el ataúd. Ahora, cuando el tal Oriol se da de cara con los jueces, sale diciendo que él no quería, oiga, él no quería, que el que derramó el bidón de disolvente y prendió fuego fue otro, el menor que ya está condenado, y que él, Oriol, nunca -eso dice- rió la «gracia», aunque la cámara de vigilancia del cajero demuestre que sí.
Él no quería. Y además no le parece una canallada increpar y molestar a una pobre mujer indigente. No, eso no. Eso es normal, y, total, ¿verdad, muchacho?, que la mujer muriera envuelta en llamas y en odio tampoco es gran cosa, una travesura, una chiquillada a la que tampoco hay que darle mayor importancia. Además de canallas, cobardes. Además de chulos de la noche que se dan al gratuito descaste de humanos y los apartan para el escarnio, primero, y el sacrificio, después, cobardes. No tienen lo que hay que tener ni para asumir con entereza de tío el daño causado. Y se vienen abajo, se ponen sentimentales, llorones, lastimeros... Pues que la Justicia no se enternezca con tipos así, aunque sólo estuvieran viendo el espectáculo, porque sólo verlo y quedarse quieto sería ya delito, y lo es más si a renglón seguido no se denuncia el crimen. ¿Qué hizo este tal Oriol, amén de vigilar para asegurarse de que no venía nadie para que sus amigos actuaran con impunidad? ¿Se arrepintió? No, se quitó -como todos- del lugar de los hechos. Pues leña al mono. ¿Qué son menores? ¿Y qué? Esas malas ideas no pueden encontrar atenuantes ni en la edad ni en nada. Cuando la maldad es maldad en estado puro, se ataja, porque si se deja suelta y crece libre, nadie sabe en qué puede desembocar. Él no quería, el muy cobarde. Pero insultó y quizá hasta agredió a la indigente, y consintió que la quemaran viva. Él no quería... Y quiere huir de la quema..., ahora. Pues que sea tarde para huir.
gbarbeito@telefonica.net

http://www.abc.es/20081021/opinion-firmas/queria-20081021.html

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