viernes, marzo 23, 2007

Juan Carlos Girauta, Crispar

viernes 23 de marzo de 2007
El mundo al revés
Crispar
Juan Carlos Girauta

Todos estos insultos, todos estos ataques a las instituciones, todas estas amenazas a la oposición y a los jueces, todas estas mentiras generan gran crispación en media España. Sin embargo, es la gente que las sufre la acusada de crispar

En un pasado incierto, el mérito del columnista político pudo ser el de hallar algún asunto diario de interés al que aplicar su particular perspectiva. Este columnista no ha tenido jamás ese problema, sino más bien el contrario. Un vistazo a las informaciones del día nos sobresalta diez, veinte, treinta veces. ¿Sobre qué sobresalto aplicarse esta vez?
A título de ejemplo, estas son algunas de las cuestiones más recientes que exigen formulación de opinión, canalización de inquietud y esfuerzo interpretativo: la organización juvenil de ERC, un partido de gobierno, se planta ante un stand de militares con una pancarta que reza "Matar no es un oficio" y exige que el ejército español se retire de los Països Catalans; el presidente del Parlament de Cataluña –miembro del mismo partido– y el propio presidente de la Generalidad formulan amenazas apenas veladas ante la posibilidad de que el Tribunal Constitucional "recorte" el nuevo estatuto de autonomía; la portavoz del gobierno vasco amenaza a un juez por citarla como testigo: estas actuaciones "no pueden salirle gratis", dice; se emplea medio millón de euros en detener al líder de una formación terrorista que, acto seguido, es puesto en libertad sin cargos al retirarlos la Fiscalía; el consejero socialista de cultura extremeño, blasfemo y pornógrafo, echa la culpa de su escándalo al PP; el ex franquista Polanco, magnate capaz de barrer a un juez de la Audiencia si se le pone por delante, hombre tan temible que ni el valiente Aznar se atrevió a pronunciar su nombre o el de su empresa tras el golpe mediático del 13-M, decide que el PP no puede volver a gobernar y lo acusa de franquista; el responsable de comunicación del presidente de la Generalidad no pierde el cargo a pesar de advertirle a un periodista que no parará hasta joderle, como no lo perdió cuando, sirviendo al mismo señor en el Ministerio de Industria, llamó por escrito a un abogado "fascista de mierda", "subnormal" y "cerdo hijo de puta" (el pecado del abogado: haber firmado un manifiesto de apoyo a la COPE).
Todos estos insultos, todos estos ataques a las instituciones, todas estas amenazas a la oposición y a los jueces, todas estas mentiras generan gran crispación en media España. Sin embargo, es la gente que las sufre la acusada de crispar, es decir, de irritar y exasperar al prójimo.
TV3 acaba de dedicar un programa a la crispación. Entre los invitados aparecía, en calidad de escritor, el secuestrador y ladrón Rafael Vera. El programa entero se centró en la crispación que provoca el PP. Debo ser un marciano, pues lo que a mí me irritó sobremanera fue la presencia de ese sujeto en el plató. Supuestos representantes de la prensa española de derechas le regalaron los oídos con ácidas críticas al PP: no supo gestionar el 11-M, se aferró a teorías conspirativas, etc. El tema de la crispación me está crispando. Adiós.

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