domingo, marzo 25, 2007

Jose Vilas Nogueira, La guerra santa de la izquierda

lunes 26 de marzo de 2007
Polanco
La guerra santa de la izquierda
José Vilas Nogueira

Estremecido ante la multitud de manifestantes que, una y otra vez, desafían a su iglesia, se ha visto obligado a pronunciar perentoria sentencia de excomunión: los manifestantes y los que los apoyan (no importa cuántos millones sean) son franquistas.

La "izquierda" española ha declarado la guerra a la derecha. Y no es una guerra cualquiera; es una guerra contra el infiel, una "guerra santa".
¿Quiénes componen la justiciera iglesia izquierdista? Su máximo pontífice es Polanco I. Inició su carrera como "flecha" falangista, se pasó al mundo de la cultura y se hizo millonario editando y vendiendo los libros de texto del oprobioso régimen de Franco. El alma cándida de don Jesús no ha podido perdonar al General que lo hubiese convertido en uno de los hombres más ricos de España, pues esta condición de millonario es poco consonante con la imagen popular del izquierdista.
Como es normal, Polanco I se halla rodeado de nutrida corte, de parecido origen y similar, aunque menor, éxito, que no han de ser más los cardenales que el papa. Bien que, si se atiendese a la calidad de los méritos franquistas, hay un tal Cebrián que los tiene muy acendrados. Llegó a ser Director General de la Televisión con Arias Navarro, resistiendo ambos bravamente la extinción del régimen, cuando ya el General agonizante no podía defenderlo. Y, cómo omitir entre los príncipes de esta iglesia a Mayor Zaragoza que, muerto el General, se convirtió en predicador de la democracia in partibus infidelium (¡y así salieron sus discípulos!). Por no hablar de los muertos, como el nunca bastante llorado Haro Tecglen. Incluye, asimismo, esta iglesia a chequistas jubilados, que llevan muy a mal el retiro y están deseando volver a la actividad y a hijos, biológicos o políticos, de unos y otros, que el crimen tiene gran vis atractiva.
Pues bien, Polanco I es hombre discreto, que conforme a su máxima autoridad suele delegar en servidores y dependientes la definición de la justa doctrina y la recta acción. Pero estremecido ante la multitud de manifestantes que, una y otra vez, desafían a su iglesia, se ha visto obligado a pronunciar perentoria sentencia de excomunión: los manifestantes y los que los apoyan (no importa cuántos millones sean) son franquistas. Deben ser aplastados. Todavía si fuesen de derechas, pero laicistas, el magnánimo corazón de Polanco I podría hacerles un hueco, aunque subalterno, en su iglesia.
Para hacer efectiva la excomunión habrá tan pía iglesia de recurrir a la guerra. El estado mayor zapatético ha presentado el manual de campaña, en acto presidido por el número dos de tan valeroso ejército, Pepiño Blanco, cabo furriel ascendido al generalato, gracias a su infinita insolencia y otras maldades peores. "Cada campaña electoral es una guerra a nivel del partido y del candidato. Ningún candidato debe considerar su demarcación como una autarquía política". Declaración que no sólo ilustra sobre el bondadoso corazón de nuestros izquierdistas, sino que, además, es una vuelta de tuerca más en la degradación de nuestro sistema democrático. Hemos convertido las elecciones legislativas en presidenciales; ahora, convertiremos las elecciones municipales en plebiscitarias. Mejor no imaginar el próximo paso. Según leo en la prensa, todo el "Manual del candidato/a" elaborado por el PSOE está inflamado por el mismo ardor belicista.
Parece que al alcalde de Madrid le ha impresionado más la excomunión de Polanco que el despliegue militar de Zapatero, aunque el último pudiera afectarle más que la primera, pues nadie duda de que Ruiz-Gallardón, aun siendo de derecha, es moderno y laicista. Pero si tan ilustres autoridades me permiten la osadía, ¿qué va a pasar conmigo que no me considero de derecha, aunque quizá sea antiguo, que tampoco soy laicista, aunque sea agnóstico, pero que creo en la libertad, la propiedad (lo que tiene más mérito no siendo rico) y en la igualdad de derechos, y abomino el despotismo? No me lo digan, que ya me lo figuro.José Vilas Nogueira es profesor emérito de la Universidad de Santiago de Compostela

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