viernes, marzo 23, 2007

GEES, Un precio injusto

viernes 23 de marzo de 2007
Liberación de Mastrogiacomo
Un precio injusto
GEES

La canciller alemana Ángela Merkel lo ha definido como un enorme error casi al mismo tiempo en el que rechazaba el ultimátum impuesto por los terroristas talibanes que mantienen secuestrados a dos ciudadanos alemanes.

Un mal presagio. La liberación del periodista italiano Daniele Mastrogiacomo a cambio de la puesta en libertad de cinco terroristas talibanes (algunas informaciones hablan de hasta quince) ha levantado la veda del extranjero. Con este acto, Italia ha acabado definitivamente con cincuenta años de atlantismo, la piedra angular de su política exterior que empezó a hacer aguas cuando una mayoría de izquierda liderada por Romano Prodi se alzó con el poder. El Gobierno italiano dice estar satisfecho con el acuerdo, el periodista desde luego que lo está, pero ¿y los talibanes? Esos sí que se han quedado bien complacidos. Es más, si con un periodista se compra la libertad de un puñado de talibanes, en breve puede que no quede ni uno.
No se han hecho esperar las duras críticas del Departamento de Estado norteamericano, del Foreign Office británico, del Gobierno holandés, del portavoz de Naciones Unidas en Afganistán y de la organización Reporters sans frontiéres, aunque el crítico más duro ha sido el ministro de Defensa italiano, Arturo Parisi, quien está escandalizado porque se ha sentado un peligroso precedente. La canciller alemana Ángela Merkel lo ha definido como un enorme error casi al mismo tiempo en el que rechazaba el ultimátum impuesto por los terroristas talibanes que mantienen secuestrados a dos ciudadanos alemanes. Corren el riesgo de ser asesinados si Alemania no retira sus tropas de Afganistán pero la canciller ha decidido no arrodillarse.
El trágico episodio y las chocantes negociaciones –la ONG italiana Emergency fue la encargada de negociar su liberación con un escaso papel desempeñado por los servicios de inteligencia italianos– han suscitado muchas emociones: alegría por salvar la vida de un hombre; tristeza por la decapitación de su chofer afgano, Sayed Agha, que quedó excluido del acuerdo; indignación por la liberación de los terroristas; amargura para aquellos italianos que son conscientes de la pérdida de dignidad y credibilidad internacional de Italia; preocupación porque los ataques y secuestros contra el personal civil y militar en Afganistán seguramente se van a intensificar; dolor porque un Estado ha cedido al chantaje. ¿Ha pagado el Gobierno italiano un precio demasiado alto por Mastrogiacomo? Una respuesta imposible para una pregunta errónea. El periodista está a salvo y los terroristas también. Seguramente ya habrán vuelto a su ajetreada actividad y puede que se topen con las tropas italianas que, junto con tropas españolas, están llevando a cabo una operación de impermeabilización en la zona fronteriza entre el sur y el oeste de Afganistán. Un precio excesivo.GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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