jueves, marzo 01, 2007

El coladero de Luis Fernandez en RTVE

El coladero de Luis Fernández en RTVE
Santi Lucas

2 de marzo de 2007. La pasta gansa y una vanidad insaciable se han conjurado para que Jesús Quintero siga teniendo todavía un programa en TVE. La reciente entrevista a José María García, censurada por Luis Fernández, no ha sido la única ocasión en la que podría haber dimitido por su supuesto enojo con el recorte. Hay otro antecedente próximo cuando el mismo comunicador permitió regrabar una entrevista al juez Baltasar Garzón para darle la insólita oportunidad de replicar las alusiones del periodista Federico Jiménez Losantos. Incluso, con alguna vergüenza torera por medio, debería considerar en orden al finiquito los pobres resultados de audiencia que obtiene su espacio, emitido en el horario estelar de la cadena pública (el 11% el pasado martes). Peras al olmo.A Luis Fernández se le ha ido de las manos RTVE desde el primer día. Bajo el manoseado manto del consenso parlamentario en su nombramiento se cometen toda suerte de despropósitos y atropellos. Le votó el PP pero, en compensación, a este partido le sacude cada día unos trompazos antológicos en los informativos. Su escuadra está más agujereada que la red de algunos nefastos porteros de fútbol. Por eso le encajan goles como los de Quintero. Su gestión es un coladero. Y no puede ser de otra forma. Con la mitad de la plantilla jubilada en el más absurdo y multitudinario plan de desvinculación laboral de la historia, y con un guión de responsabilidades y estrategias dictado por el ínclito secretario de organización del PSOE, José Blanco, el resultado, naturalmente, no puede ser otro.El caso de Quintero es, además de la polémica concurrente, el paradigma de la programación actual de Televisión Española. Un programa caro, que elabora y factura una productora privada, sobre el que TVE no se entera del contenido salvo para hacer el papelón de meterle la tijera en el último momento, que cosecha reiteradamente una cuota de pantalla mediocre y cuya fecha de emisión se modifica a capricho para lograr la infidelidad de sus escasos seguidores. Ni asomo de servicio público, ni atisbo de ideas propias, ni indicio de eficacia, ni huella de inteligencia, ni señal de profesionalidad, ni previsión de corregir los errores.Quintero riñe a los responsables de TVE por retocarle sus hechuras, pero no renuncia al presupuesto público. Fernández deberá hacer algo más que comerse los marrones que entran en su sueldo para que esta RTVE se empiece pronto a parecer a una empresa seria, rigurosa, independiente, plural y más razonable que el criterio de un loco.

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