viernes, marzo 02, 2007

Alberto Surio, Eguibar reafirma posiciones

sabado 3 de marzo de 2007
Egibar reafirma posiciones
ALBERTO SURIO

QUIEN pierde la cabeza, pierde la carrera». Esta enigmática frase, atribuida a un silencioso y hermético lehendakari Ibarretxe en la última asamblea nacional del PNV el pasado sábado, ilustra con claridad la desazón y el desconcierto en los que han vivido los jeltzales guipuzcoanos en las últimas dos semanas. La renuncia de Jon Jauregi como candidato a diputado general de Guipúzcoa ponía ayer de relieve de forma inesperada el sentido de esta frase, con un conflicto interno abierto en canal que ha ofrecido en los últimos días una virulencia fraticida insólita. El intercambio de insididas aparecido en los últimos días en algunos foros digitales de la órbita jeltzale -con acusaciones de corrupción, de deslealtad y de traición no exentas de alusiones personales- ya eran reveladoras de un clima irrespirable que había encendido las luces de alarma entre los dirigentes del PNV y que llevaba la desolación a sectores de base nacionalista, todavía traumatizados por el recuerdo de la escisión. La renuncia de Jauregi tras la polémica suscitada en las últimas semanas ha dejado al descubierto una crisis explícita dentro del PNV guipuzcoano y una colisión entre el sector mayoritario en este territorio, capitaneado por Joseba Egibar, y la corriente partidaria de Josu Jon Imaz, minoritaria en Guipúzcoa pero que controla la mayoría de la asamblea nacional, el EBB y con presencia en la Diputación ya que fue nombrada por el anterior Gipuzko buru batzar. El conflicto viene heredado además de la gran pugna entre Egibar y Juan María Juaristi, anterior presidente del GBB, ganada por el primero, y que dejó notables heridas. Quienes fueron uña y carne tras la escisión del PNV fueron años después los protagonistas de un divorcio político espectacular.Que el 'caso Jauregi' empezaba a ser insostenible se había convertido en un secreto a voces, sobre todo a partir del momento en el que la Diputación de Guipúzcoa emplazó al propio candidato jeltzale a que hiciera pública su declaración fiscal para zanjar la controversia. El llamamiento de la institución foral fue interpretado como una auténtica declaración de hostilidades por parte de Egibar, que pedía el pasado sábado la depuración de responsabilidades políticas por parte de la Diputación guipuzcoana al culparle directamente de vulnerar la confidencialidad de la declaración fiscal. Unas exigencias que no se van a quedar ahí, según fuentes jeltzales, y que se van a concretar, a su debido tiempo, en la petición de expulsiones del partido a quienes se descubra como autores de esta filtración. El inédito cruce de mensajes y acusaciones entre la Diputación presidida por Joxe Joan Gonzalez de Txabarri y el GBB era la punta del iceberg de un pulso más profundo. La dura intervención de Egibar en la asamblea regional de ayer completaba este cuadro de situación. Una asamblea, por cierto, en el que algunas fuentes señalaban que se registró una única intervención, la del alcalde de Hondarribia, Borja Jauregi, y en la que, al parecer, se dio también lectura a una carta del diputado general de Gipuzkoa. Como trasfondo, la ruptura de la confianza entre la Diputación y la dirección regional del PNV. La decisión de la renuncia fue perfilada el pasado jueves y ha sido al final publicitada antes de que nuevas informaciones periodísticas llevaran a este vidrioso asunto a un callejón sin salida. El propio Jauregi había expresado internamente hace días -y hasta en dos ocasiones- su disposición personal a retirarse ante «un linchamiento personal sin precedentes». Con la renuncia de Jauregi y la propuesta de Markel Olano el presidente del GBB renuncia en el último minuto a su candidato pero a la vez envía dentro y fuera del partido un mensaje cargado de significado con el que quiere reafirmar que sus posiciones son hegemónicas en Guipúzcoa. Además, interpreta este «infame acoso» como una guerra declarada contra la dirección regional que preside y contra la estrategia política que defiende, favorable a la concertación entre fuerzas nacionalistas y abiertamente reacia a entendimientos con el Partido Socialista.Egibar sacrifica a Jauregi porque no tenía más remedio -el sector de Imaz lo interpreta como una victoria moral- pero a la vez reafirma sus tesis, crecido también por el apoyo de la asamblea nacional del PNV a última hora del sábado. La batalla no se ha zanjado y somete a los dos sectores a un desgaste mutuo. Las espadas siguen en alto, aunque parece poco probable que Olano tenga contrincante entre las bases del PNV guipuzcoano. Pero las elecciones serán una prueba de fuego.

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