martes, febrero 27, 2007

Luis Pousa, Está a la vista de todos

miercoles 28 de febrero de 2007
LUIS POUSA
celtas sin filtro
Está a la vista de todos
En una entrevista que le hicieron en verano de 1995, declaraba el recordado ecólogo catalán Ramón Margalef que, en sus conferencias -"sermones", les llamaba él- no dejaba de insistir en la importancia de respetar y cuidar los espacios protegidos, de mantener el retículo del paisaje, y advertía de paso contra la cantidad excesiva de espacio ocupado por el cemento, hasta el punto de que en los ríos, decía, estaban desapareciendo los bosques de ribera.
Margalef, que en 1967 se convirtió en el primer catedrático de Ecología de España, al ocupar, por oposición, la cátedra creada a tal fin por la Universidad de Barcelona, fue de los primeros en advertir públicamente las consecuencias nefastas que tendría para el litoral mediterráneo un urbanismo irrespetuoso con el medio ambiente y el paisaje costero. Sus apreciaciones e intuiciones fueron correctas: ese largo proceso de deterioro tuvo su punto culminante en lo que ahora se conoce como marbellización, cima de un modelo terriblemente depredador que terminó contaminándolo todo.
Antes de dedicarse a la docencia universitaria, R.M. trabajó en el CSIC y, por encargo de Pescanova, visitó algunos laboratorios de Terranova y Canadá, donde comió mucho fletán negro (halibut), que por aquel entonces no se comercializaba. Margalef planteó que la pesca era un problema ecológico, además de económico, grave e interesante, al tratarse de una interacción entre dos ecosistemas distintos -el ser humano no pertenece al sistema marino-, lo que "siempre tiene graves consecuencias".
Algo en lo que, al parecer, siempre estuvieron de acuerdo don José Fernández López y don Valentín Paz Andrade.
Lo hasta aquí dicho viene a cuento de dos cuestiones aparentemente rutinarias. El desembarco de la división de acuicultura de Pescanova en Portugal, cuyas autoridades han accedido a que la multinacional gallega instale una planta en una zona de Red Natura, perteneciente al municipio de Mira; un proyecto similar al que fue rechazado por la Xunta en cabo Touriñán, cuyos terrenos también están integrados en la Red Natura. Y la presentación del libro Bordes de mar, 1720 kilómetros de litoral, un documento gráfico que deja al desnudo las contradicciones del urbanismo efectuado en la costa gallega en los últimos cincuenta años.
Una realidad a la vista todos, que necesita ser registrada en términos informativos y comunicacionales para reclamar la atención de los indiferentes y sonrojar a quienes se saltan a la torera el compromiso testamental de utilizar la naturaleza y el paisaje como factores claves de un modelo de desarrollo avanzado y sinónimo de calidad de vida, perfectamente posible en Galicia.
La indefensión que dice sentir la Fegamp ante el anuncio de que la Xunta prepara una batería de normas, para adecuar el uso del espacio a una concepción del medio ambiente como valor económico de primera magnitud, bordea la hipocresía: el vacío legal no lo crea el gobernante que está en la tarea de afrontar los problemas y somete a debate parlamentario las reformas que considera necesario aplicar. Los gobiernos municipales no pueden lavarse las manos de las responsabilidades políticas en las que incurrieron e incurren al transigir, si no alentar, pésimas actuaciones urbanísticas.

No hay comentarios: