Los ciudadanos se encogen de hombros
Rafael González Rojas
27 de febrero de 2007. Nos lo confirma el último barómetro del CIS. En cuestión de política, los ciudadanos se encogen de hombros. En realidad se encogen de hombres sobre otras muchas cosas que debería importarles más de lo que demuestran. Hace unos días Sánchez Dragó decía que "España siempre va mal porque en ella no hay pueblo, sino plebe". Hombre, no es que el autor de la frase sea para mí un Bertrand Russell, que podría atribuirle los males de España al aburrimiento, pero no le falta razón al escritor metido a informador televisivo. Yo creo que lo que la encuesta refleja sobre todo es el gran distanciamiento entre la clase política y la sociedad. La mayoría de los encuestados asegura que la política les produce desconfianza, indiferencia y aburrimiento. Y esto es lo más grave. Ya que he citado a Russell, recordaré que él consideraba las guerras, las matanzas y las persecuciones como una parte de la lucha contra el aburrimiento. Hasta las mismas riñas de vecinos no tienen, según él, otro objeto que pasar el rato. En España sabemos mucho de todo eso. También es grave que ninguno de los líderes de los principales partidos obtenga el aprobado. Cuesta aceptar que haya más gente que valore mejor a Zapatero que a Rajoy; pero cuando la encuesta nos dice que un personaje como Llamazares es mejor valorado que Rajoy es cuando uno no duda del acertado juicio de Sánchez Dragó. Y además le dan ganas de exiliarse. El terrorismo vuelve a ser la principal preocupación de los españoles, según la encuesta. Sin embargo, nos ofrece la paradoja de que se mantiene el empate técnico en intención de voto entre el PP y el PSOE, a pesar de haber sufrido el atentado de la T4 de Barajas y de que, contra toda lógica, se aniquile el pacto antiterrorista. Para mí es que el personal está, efectivamente, harto; se encoge de hombros o se vuelve de espaldas. Es lo que ha ocurrido en Andalucía cuando le han invitado a que acuda a votar en referéndum el nuevo Estatuto. Pueblo o plebe, la cosa es que los andaluces les han dicho a los políticos que se dejen de pamplinas. Ellos están en otras cosas. Están, por ejemplo, con los trabajadores de Delphi, de Puerto Real. Eso sí que les preocupa. Lo malo es que esas pamplinas a las que se dedican los políticos, y que hacen que el pueblo bostece de aburrimiento, es doblemente peligrosa. Lo es por el deterioro que está sufriendo el conjunto de la nación, y lo es por las consecuencias que puede acarrear el aburrimiento del pueblo, según las reflexiones del filósofo de Ravenscroft.
lunes, febrero 26, 2007
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