Pancho Ledo, Mala politica industrial

miercoles 28 de febrero de 2007
PANCHO LEDO
al otro lado
Mala política industrial
Confieso que solté un taco cuando leí la declaración de Emilio Pérez Touriño sobre la marcha de las nuevas instalaciones de Pescanova a los aires más amables de Portugal. "Prefiero conservar el medio ambiente antes que ser la primera potencia en producción de rodaballo del mundo", dijo el ínclito presidente de la Xunta. ¡Olé! tu gracia, presi, así se habla de clarito, que ya está bien de que nos endilguen discursos ininteligibles. Como prioridad, el paisaje, la típica corredoira, la pacífica vaquiña, el frescor del tojo y la retama y ese despertar tranquilo de la amanecida. Pero nada de plantas industriales ni de hoteles, que son unos coñazos. Hay que dejar sin máculas a nuestros hijos y nietos el amplio horizonte de nuestros verdes campos, la vista del mar embravecido y el límpido aire que hace música al adentrarse en los pinares, los rumorosos. Todo muy bucólico, virgen, sin mesturas; todo gratamente bello para el disfrute y haraganeo de los señoritos. ¿Y los hijos de la tierra? ¡Ah!, pues esos que sigan uncidos al arado sembrando patatas o jugándosela en los acantilados cogiendo percebes, que son dos productos de calidad, o que emigren, que eso da cultura.
No dudo de la sinceridad del economista Touriño cuando se muestra tan fervoroso del medio ambiente. Pero la tarea de un político es procurar la prosperidad y la seguridad de los ciudadanos, o sea, crear riqueza y puestos de trabajo -que todo es uno- como objetivo prioritario. Lo demás está bien en la cátedra o son lirismos esotéricos encubridores del fracaso. No es casual la huida de grandes empresas de Galicia, y lo de Pescanova ha sido más sangrante, pues nos descubrió en Touriño una falta total de visión política. Es obvio que el condicionante ecológico esta ahí, como un imperativo de nuestros días, pero siempre, claro es, que no frene el progreso ni supedite el bienestar del paisanaje al dulce piar de los pajaritos.