miercoles 28 de febrero de 2007
Tabaco, el 'todo vale' ya no vale
JOSEBA ZABALA GALÁN /MÉDICO DE SALUD PÚBLICA
Durante los años ochenta y noventa, el Gobierno vasco fue un referente en políticas sobre drogas. Las leyes vascas de drogodependencias de 1988 y de 1998 fueron modelo para la redacción de las leyes de otras comunidades. Pero el tiempo se detuvo en lo referente al tabaquismo. Desde entonces, al resto del Europa y del mundo le ha dado tiempo a aglutinarse en torno al Convenio Marco para el Control del Tabaco, propuesto por la OMS y ratificado por más de 160 países, para elaborar directivas y promulgar leyes estatales en el control de este problema de salud pública, tanto en su faceta preventiva como en el control de la exposición involuntaria al humo ambiental. Si la intervención del Gobierno vasco es pobre en lo relativo al abordaje comunitario del fumar activo, limitándose a unos cuantos cursos de cesación tabáquica, a un cursillo motivacional escondido en una página web y a una pegatina con una flor descolorida ya por el paso del tiempo, resulta inexistente en lo referente al tabaquismo pasivo. Ttoda la población vasca queda inerme ante la exposición del humo ambiental de tabaco. Aunque nos duela decirlo, el País Vasco está hoy en el vagón de cola europeo de las políticas de Salud Publica sobre tabaco, no evidenciando criterio, ni estrategia, ni acciones en esta materia, ni en el ámbito comunitario, ni en el escolar, ni en el familiar. La OMS, los institutos de Salud Pública de todo el mundo, el cuerpo científico internacional han puesto en evidencia la trascendencia de esta droga en la salud de los humanos. No voy a aburrirles con más referencias a las patologías que el tabaco ocasiona en quien lo consume, sólo me referiré a las que ocasiona en quien no lo consume pero está expuesto a su humo, que está considerado por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer como un agente cancerígeno sin umbral de cantidad. Según la Cáncer Research UK, dicho humo ambiental es el responsable en términos de mortalidad atribuible, de la muerte de 1.500 personas no fumadoras anualmente en España. Sin datos referentes al País Vasco, una simple regla de tres poblacional nos dice que son alrededor de 72 las personas no fumadoras que mueren anualmente en la CAV a consecuencia de la exposición al humo ambiental del tabaco. La hostelería es sin duda el talón de Aquiles de esta imprecisa Ley española antitabaco que, un año después de su entrada en vigor, sí está logrando resultados evidentes en el resto de ámbitos, tanto por el descenso del número de fumadores como por la creciente conciencia social de riesgo frente a esta droga tan adictiva.En nuestra comunidad la ausencia de política de salud pública en el control de este sector está provocando un efecto inverso, pues la falta de regulación de espacios con y sin humo en la hostelería se plasma en un incumplimiento generalizado, que está contagiando a otros ámbitos con el mensaje social de que aquí 'todo vale'. Un 'todo vale' hostelero donde el derecho del fumador prevalece sobre una población mayoritariamente no fumadora, que se ve imposibilitada para acceder en condiciones saludables a espacios socializadores tan importantes en nuestra cultura como son bares, restaurantes o frontones.Esta política de 'laissez faire' justificada en un falso progresismo y en una pueril y demagógica idea del ejercicio de la libertad es injustificable políticamente, porque es socialmente impracticable y científica y técnicamente insostenible, además de que hace el juego fácil a intereses comerciales sectoriales de las multinacionales del tabaco. La baja cantidad de denuncias que observamos no es un exponente del óptimo cumplimiento de la ley, como esgrime el Gobierno, sino de la ineficacia institucional y de la desconfianza de los ciudadanos, que evitan con su inhibición ser pelota de ping-pong entre administraciones. La Administración no está para quedarse con las manos en los bolsillos, está para administrar y hacer políticas de salud pública que orienten a la población hacia estilos de vida sanos. La ciudadanía vasca demanda a la Dirección de Drogodependencias, directrices de convivencia que sirvan a fumadores, a no fumadores, a padres y madres, a niños, a jóvenes y menos jóvenes, para saber dónde y cuándo se puede consumir esta droga. En asuntos de drogas no soy partidario de prohibir, pero sí de regular. Las legislaciones de tabaco europeas no son leyes prohibitivas. Quien diga lo contrario no se las ha leído, pues no niegan la libertad de fumar del adulto que así lo decide. Son leyes regularizadoras, en la medida en que aportan fórmulas de convivencia basadas en el sentido común.Siempre he pensado que la forma en que los adultos gestionamos las drogas legales, alcohol y tabaco, delata cómo reaccionarán nuestros jóvenes ante las ilegales. Del 'todo vale' en tabaco y alcohol al 'todo vale' en cannabis y cocaína no hay más que un paso. Pero no todo debe valer. La población, y en particular los más jóvenes, deben tomar la referencia de lo que es posible y de lo que no es posible, y en eso la Administración tiene un papel normativo y pedagógico crucial.Antes los irlandeses e italianos, ahora los franceses e ingleses asumen con naturalidad políticas de espacios públicos libres de humo, de igual forma que nosotros nos sentirnos orgullosos de ver crecer las zonas peatonales en el centro de nuestros pueblos y ciudades, o que asumimos que el carné por puntos es necesario para el control del tráfico, y que asumiremos sin más remedio, en un futuro inminente, el autolimitarnos en nuestras libertades para establecer políticas que frenen el cambio climático.La pasividad, la obcecación y la reincidencia que viene demostrando el Departamento de Javier Madrazo y tanta carencia sólo tienen una ventaja, y es que todo está por hacer. Sólo hay que observar la experiencia de los países de nuestro alrededor, ver la aplicabilidad y la rentabilidad de sus normas para, con decisión, establecer un marco normativo de convivencia más sano e innovador en el País Vasco. En ese movimiento seguro que nos encontramos.
martes, febrero 27, 2007
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