miércoles, febrero 28, 2007

Grave responsabilidad de ZpM

jueves 1 de marzo de 2007
Grave responsabilidad de Zapatero
ANTES del próximo martes -como adelanta hoy en exclusiva ABC-, el Gobierno pondrá en libertad al etarra José Ignacio de Juana Chaos. La decisión está tomada y, por eso, el Ejecutivo no debería enredarse en desmentidos ni ambigüedades. Sólo le incumbe recapacitar urgentemente, asumir la gravísima responsabilidad que contraerá ante la sociedad española y, por tanto, mantener a De Juana en prisión hasta que cumpla íntegramente la condena que le fue impuesta por la Sala Segunda del Tribunal Supremo. Este etarra ya ha recibido suficientes beneficios por parte de la Justicia: cumplió sólo dieciocho años de prisión de una condena total a 3.000 por veinticinco asesinatos; ahora cumple una condena de tres años, que es el tiempo en que ha quedado la que le impuso en su día la Audiencia Nacional -trece años- por amenazas terroristas. Ya basta. No se trata de cuestionar la legalidad de estos beneficios y rebajas. El Estado de Derecho se basa en el imperio de la ley y en la independencia judicial, pero, una vez condenado, lo mínimo que cabe exigir al Gobierno, en cuyas manos está la ejecución de la pena, es que este etarra cumpla los exiguos tres años de prisión, de los que apenas le resta uno.
Esta libertad que amenaza con desactivar las defensas éticas y legales del Estado -tenga forma de progresión a tercer grado penitenciario o de justicia «compasiva»- será, si se consuma, una decisión política que premiará con el éxito un chantaje terrorista. De Juana está cumpliendo condena por amenazas y enaltecimiento del terrorismo. Este segundo delito impide la concesión del tercer grado si el preso no muestra arrepentimiento, repudia la violencia y pide perdón a las víctimas. DJuana no ha hecho nada de esto y no merece una libertad por motivos humanitarios, porque su deterioro responde exclusivamente a una decisión personal: el etarra está chantajeando con su propia vida y, si logra su objetivo, el Gobierno tirará por tierra sacrificios que esta sociedad tiene en su memoria como fundamentos de la libertad y la democracia. Porque, si el Gobierno cede al chantaje para salvar la vida de un etarra -que el propio etarra pone en peligro-, ¿qué hará cuando la vida que esté en peligro sea la de un secuestrado por ETA o por cualquier organización terrorista? ¿Valdrá más la vida de este etarra, que él desprecia, que la de una víctima inocente? ¿Qué razón alegará entonces para no ceder, si es que decide no ceder? No será, desde luego, por la dignidad del Estado, ni por la primacía de la ley, ni por el respeto a las víctimas, porque todo esto se lo llevará por delante el primer paso que De Juana Chaos dé en libertad sin haber cumplido hasta el último minuto de su condena.
ETA va a recibir un mensaje que golpea la línea de flotación del Estado: el chantaje funciona, el Gobierno se dobla y la violencia es eficaz. Desde el 30-D, en el que dos ciudadanos ecuatorianos fueron asesinados por ETA -tragedia que hay que recordar porque estas víctimas ya no existen en el discurso del Gobierno-, todos los capítulos del proceso de negociación se han reactivado: la constante impunidad de Batasuna, la certeza de que acudirá a las próximas elecciones, el apoyo del PSOE a la excarcelación de De Juana Chaos, la enésima rehabilitación de Otegi por parte del presidente del Gobierno, la marginación antidemocrática del PP, el aval a las propuestas mendaces de la izquierda abertzale sobre el nuevo marco político y, como es notorio, la ausencia de una verdadera política antiterrorista, que comprenda reformas legales, acciones judiciales, operaciones policiales e iniciativas internacionales.
La excarcelación de De Juana Chaos será el dramático resumen de todos los gestos que han quebrado la política de derrota inexorable de ETA, iniciada en la pasada legislatura. Por mucho que se remueva el pasado y se publiquen listas de excarcelaciones producidas bajo mandato de otros Ejecutivos -que no siempre, ni en su mayoría, por decisiones a instancia propia de éstos-, nada habrá sido tan infamante y doloroso como la libertad que el Gobierno de Rodríguez Zapatero, bajo chantaje y aún vivo el recuerdo de sus veinticinco víctimas, regale al etarra De Juana Chaos.

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