martes, febrero 27, 2007

Genocidio de Srebrenica

martes 27 de febrero de 2007
Genocidio de Srebrenica
DESPUÉS de más de trece años de disputa jurídica, el Tribunal Internacional de La Haya pronunció ayer una sentencia de compromiso en la que reconoce que la matanza de Srebrenica -en la que fueron asesinados unos 8.000 bosnios musulmanes- fue un genocidio, pero sin atribuir a Serbia la responsabilidad de algo que sucedió en la guerra civil que desintegró la antigua Yugoslavia. La sentencia, a todas luces excesivamente aséptica, debería servir para que los Balcanes puedan empezar a mirar hacia el futuro en lugar de seguir hurgando en las heridas del pasado, aunque es poco probable que lo logre,
El Tribunal no podía señalar a la Serbia de hoy por lo que sucedió en 1995, puesto que habría sido un castigo colectivo injusto. De todos modos, el principal responsable de aquella desastrosa guerra, el comunista Slobodan Milosevich, ha muerto ya -en la cárcel, aunque sin llegar a ser juzgado-, y los que podrían ser considerados como autores materiales o intelectuales, el general Ratko Mladic y el dirigente nacionalista Radovan Karadzik, están siendo buscados para responder por sus crímenes en otro tribunal específico.
Los jueces de este alto tribunal, que es un organismo de las Naciones Unidas, sólo han llegado a acusar a Serbia de no haber hecho todo lo posible para evitar aquella matanza, lo cual es un argumento cuanto menos chocante si se tiene en cuenta que el enclave estaba protegido por tropas holandesas bajo bandera de la ONU y que se retiraron de allí a sabiendas de lo que estaba a punto de suceder. Si los magistrados buscaban alguien a quien reprochar una denegación de auxilio, tenían a donde mirar, y no solamente hacia Belgrado.
El tribunal no reconoce a Bosnia el derecho a efectuar reclamaciones económicas por aquellos sucesos, lo que podría haber sido una compensación moral más concreta que esta sentencia, pero habría añadido una carga a las finanzas serbias, ya bastante disminuidas. Serbia acaba de separarse de Montenegro, está perdiendo velocidad en su aproximación a Europa -precisamente porque no es capaz de detener a los dos criminales de guerra huidos- y muy probablemente tendrá que aceptar la secesión de Kosovo. El actual presidente serbio, Boris Tadic, va a intentar que el Parlamento condene lo que sucedió en Srebrenica, pero no está claro que consiga apoyos suficientes para evitar que el nombre de su país siga unido al de una las peores atrocidades cometidas en una de las guerras más lamentables que ha habido en Europa. Tal vez la memoria esté demasiado fresca todavía para pretender archivar en el pasado episodios que avergüenzan a todo el género humano.

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