EL ANÁLISIS
Zapatero se ve atrapado ahora en su difusa apuesta de Afganistán
Miguel Ángel Orellana
¿Podrá mantener su limitado compromiso actual? El Gobierno teme verse ante una difícil disyuntiva: quedarse en el país a por todas y con todas sus consecuencias, o volver a casa.
27 de febrero de 2007. Afganistán, sometida a sangre y fuego, en nombre de la libertad y la democracia. Nadie ve salida a este túnel de inseguridad, caos y terrorismo. Otra ratonera. Tras los atentados del 11-S, la ira estadounidense, a la que todo el mundo occidental se sumó, se lanzó a la persecución de Bin Laden pero se estrelló contra los páramos y las montañas heladas del territorio afgano y tampoco se concluyó tarea alguna. Se inventó luego el problema de Irak y para allá se fueron todos los medios y toda la atención. Y mientras, Afganistán se enredó hasta enquistarse. Los talibanes se rearmaron y recuperaron poder. Son, por desgracia, nuevas hogueras. O, mejor dicho, antiguas hogueras mal apagadas.Afganistán: de mal en peor"Pase lo que pase, el Ejército español seguirá en Afganistán, haciendo lo mismo que hasta ahora y con los mismo soldados, 690, ni uno más", mantienen fuentes de Defensa a Elsemanaldigital.com. La zona de influencia, a la que nuestros soldados llegaron hace cinco años, se halla en el oeste del país. Al principio, era tranquila. Diecinueve muertos después, no tanto. Y lo cierto es que el Gobierno se ha visto obligado a incrementar la seguridad de las tropas. Todos los vehículos están blindados, y en las próximas semanas llegarán aviones espía. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero ni quiere ni puede permitirse más bajas en la guerra de Afganistán. En la "misión humanitaria" de Afganistán, precisa el PSOE.Cambiar el nombre de las cosas no modifica su naturaleza y está en juego la seguridad de nuestras tropas. Los talibanes campan a sus anchas en pueblos enteros, nombran a los líderes locales, controlan la sanidad y la educación y también prosiguen con las viejas prácticas, como las ejecuciones. ¿Por qué el resurgimiento talibán 5 años después del inicio de la guerra contra el terrorismo y la red de Al Qaeda? Según los expertos, se han reagrupado en su santuario fronterizo con Pakistán. Pero también es cierto que el país ha estado bastante desprotegido. Hay 32.000 soldados, pero parecen insuficientes. Los militares aliados no han dejado de pedir más. El Reino Unido envía ahora otros 1.000. Y para colmo de males, se anuncia una gran ofensiva talibán en primavera.Los aliados tienen mayor fuerza aérea y terrestre. Los talibanes conocen bien el terreno. Por eso, muchos creen que lo más previsible es que haya un aumento de los atentados. En 2006 murieron 4.000 personas en esos ataques. Fue el inicio del resurgir talibán. Y sin seguridad, no hay ni reconstrucción, ni futuro. Desde el punto de vista militar, se impone la filosofía de que más vale maña que fuerza, especialmente en un paisaje tan difícil como el de Afganistán, que no consiguieron doblegar ni británicos ni soviéticos. De ahí que la citada ofensiva será una prueba de fuego para la OTAN en uno de los países más estratégicos, un paso obligado en la zona de mayores recursos energéticos del mundo. Además -sorpresa, sorpresa- Bin Laden sigue vivo y, al parecer, dentro del país, aunque el paradero del hombre más buscado del mundo es una incógnita.Luces rojas en La Moncloa"Va a ser necesario que el presidente del Gobierno piense despacio sobre Afganistán", confiesan a Elsemanaldigital.com fuentes del Palacio de La Moncloa. La marcha de los acontecimientos sigue conspirando contra Zapatero: suben las apuestas por una guerra cruenta y de alto coste en vidas humanas. Uno de los cercanos al jefe del Ejecutivo dice haberle visto "con un tiro bajo el ala". Y sobre el territorio afgano como telón de fondo, en pasillos, los comentarios. Me quedo con uno: "Si el presidente acude en los próximos meses al Congreso con más muertos en su debe, hasta nuestros socios nos machacarán". Claro, lo mejor para acabar con el terrorismo es retirar las tropas y convertir el Ejército en una ONG; lo mejor para acabar con el terrorismo es sentarlo a tu mesa a la hora de comer. Lo mejor para acabar con el terrorismo, bien lo sabemos los españoles, es ponerse de rodillas ante los terroristas, es, en definitiva, rendirse a los terroristas.Ésa fue la fórmula infalible empleada por el propio José Luis Rodríguez Zapatero en Irak. ¿Valdrá también para Afganistán? Por desgracia para el presidente del Gobierno, puede terminar ante la dificilísima elección de ampliar el contingente español y asumir el coste u ordenar su repliegue previa emisión de trenos y graznidos abandonistas en el Parlamento. Pero todo dependerá de cómo presente el Ejecutivo socialista su estrategia informativa y argumental y de cómo se desarrollen los acontecimientos en Afganistán. De momento, el Ministerio de Defensa ha hecho llegar a nuestros soldados órdenes de redoblar las precauciones. Antes incluso de que una mina se interpusiera en el camino de la soldado Idoia Rodríguez Buján, el contingente patrio venía tomando medidas suplementarias de seguridad, además de las detalladas en el Manual de Área elaborado por el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas.Paz o guerraEs de esperar que el aumento de los riesgos de nuestros soldados no mantenga el debate bizantino sobre si nuestros soldados están en misión de guerra o en misión de paz. La controversia es artificial para buena parte de la opinión pública, pero afecta a la razón fundacional del vigente mapa del poder, la caja negra de las urnas del 14 de marzo, la fibra sensible de los inesperados perdedores que quieren volver a tocar los inesperados ganadores. Ésa es la trastienda de la penúltima trifulca política Gobierno-PP. La sesión de control en el Congreso de este miércoles se anuncia caliente por esa razón. Y otras. De todos modos, La Moncloa está dispuesta a entrar al trapo de la confrontación iniciada por el líder de los populares, Mariano Rajoy, y su gente sobre el distintivo rojo o amarillo para la soldado fallecida o sobre si la misión es guerra o de paz.El Gobierno sabe de antemano que cuenta con el apoyo de Rajoy en esta misión internacional, por eso el Partido Popular seguirá recibirá toda clase de injurias del PSOE a cuenta de la guerra de Irak. No verán los populares nada que no hayan visto ya. Pero deben prepararse para la repetición de los espectáculos más abyectos, políticos y mediáticos. Y para resistir, of course. Al final, con este Ejecutivo, da todo igual. Ellos tienen una falsedad prefabricada y con la estrategia de la repetición convierten la mentira en verdad. Con la misión española en Afganistán han mentido construyendo una historia que no es cierta, pero no les importa nada. Ellos insisten y descalifican a todo aquello que demuestre lo contrario a su verdad oficial. Es la costumbre.
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