Carmen Tomas, ZpM y Prodi intercambian cromos a cuenta de la opa a Endesa

Zapatero y Prodi intercambian cromos a cuenta de la opa a Endesa
Carmen Tomás

El intervencionismo del Gobierno no tiene límite. Para frenar la opción de E.On por la eléctrica apadrina la llegada de la italiana Enel. El "hoy por ti, mañana por mí" será más amplio.

1 de marzo de 2007. La eléctrica italiana Enel ha irrumpido en la opa a Endesa, y de qué forma. Ya es un secreto a voces que Zapatero intercambió cromos con Prodi en Ibiza la semana pasada. También que en La Moncloa el presidente del Gobierno se reunión con Entrecanales y Del Rivero para "amañar" las cosas. ¡Lo que estará echando de menos Sebastián meter cuchara! ¿O la habrá metido de todas formas? Ya se sabrá, porque como ven se acaba sabiendo todo. El caso es que una vez más, pero esta vez aún peor, este Gobierno, intervencionista hasta las cachas, vuelve a meterse en una operación entre empresas y en medio de una oferta en marcha que beneficia a un millón de accionistas de Endesa. Gentes que por fin, después de 17 meses de silencio, iban a hablar y a decidir qué hacer con su inversión. Está claro que al Gobierno no le ha bastado todo lo hecho para, primero, que se llevara el pastel Cataluña, vía Gas Natural-La Caixa, y segundo, para expulsar a E.On de la carrera por Endesa. No les ha bastado con saltarse las leyes comunitarias, con enfrentarse a Bruselas, con el trapicheo empresarial y la contratación de intermediarios. Tenía que seguir en la opción española, que ahora ha resultado ser italiana y pública. El empecinamiento del Gobierno raya lo vergonzoso. La CNMV, de momento, en su papel, ha sido dura con los italianos solicitándoles todo tipo de información sobre lo hecho y no hecho. La contestación ha sido confesar que se reunieron con el ministro Clos y con el jefe de la oficina Económica de Moncloa, David Taguas. Verde y con asas. No creo que se reunieran para hablar de algo que no fuera su entrada en Endesa. Veremos. Pero, desde luego, tampoco es muy "aseado" que un ministro, el de Industria en este caso, vaya a una radio a adelantar la posibilidad de un pacto en medio de una opa en marcha. Espero que Conthe lo analice con lupa, porque los valores implicados estuvieron cotizando, cuando desde el anuncio de Clos no se hablaba de otra cosa. Enseguida se confirmaron todos los pasos, las empresas implicadas e incluso se podía intuir el final de la tarde: la decisión de Enel de hacerse con un 10% de Endesa y su intención de llegar al máximo sin tener que lanzar una opa, el 24,9%. Tiene razón el PP cuando por boca de Arias Cañete dice que esta operación, además de todo lo dicho sobre la titularidad pública de la italiana, es regresiva, ya que Endesa fue pública, se la privatizó y ahora podría volver a ser cuasi pública, pero del Estado italiano. ¡Hay que ver de lo que son capaces! En todo caso, E.On ya ha anunciado que va a seguir dando la batalla. No en vano en Madrid y ante los periodistas económicos dijo que pasara lo que pasara en la junta extraordinaria del 20 de marzo se quedarían y pelearían desde dentro. Visto ahora podría preguntarse uno si los alemanes intuían que la batalla no había acabado. Todo apunta a que habrá que esperar hasta unos días después de esa junta para saber qué porcentaje de accionistas ha acudido a la opa de la alemana y cómo están de fuerzas unos y otros. ¿Votará Entrecanales a favor de la limitación de voto? ¿Se sumará al levantamiento junto con Enel y quizás la Sepi? ¿Habrá pacto, como anunció el martes el ministro de Industria? No me extrañaría que esta nueva chapuza del Gobierno y de Acciona acabe en los tribunales; que se abra una nueva guerra judicial de alcance desconocido. Tanto los alemanes, como Endesa, como los minoritarios no se van a quedar de brazos cruzados viendo cómo un apaño acaba con sus expectativas de ver el final de esta guerra que empezó el 5 de septiembre de 2005. Bruselas, la SEC (Security and Exchange Comission), la CNMV, la CNE: demasiados actores tienen cosas que decir de esta nueva intromisión del gobierno en el mundo de la empresa para torcer la voluntad del mercado soberano.