jueves, octubre 23, 2008

Juan Urrutia, Los garbanzos en remojo saben mejor

viernes 24 de octubre de 2008
Los garbanzos en remojo saben mejor

Juan Urrutia

Q UERIDOS lectores, espero que hayan disfrutado de mi ausencia bisemanal, regreso hoy a la actividad de costumbre. Esta inexplicada deserción de Vistazoalaprensa se debe a un pequeño error: creí añadir garbanzos al cocido cuando en realidad se trataba de perdigones, la cena me cayó pesada y me sentí incapaz de escribir durante catorce días, por las noches sí que escribía pero por mucho que lo intenté sólo me salían versos de Garcilaso de la Vega.

Pero dejemos los asuntos fatuos y sandungueros, no está el panorama nacional como para andarse con bromas, y pasemos a lo realmente importante: resulta que un amigo mío se compró un botijo para contribuir al levantamiento de la industria nacional. ¿Creen ustedes que alguien sigue su ejemplo? Nadie, ni siquiera Zapatero. Como es lógico, Sarkozy no quiere en su fiesta de pijamas a alguien incapaz de beber en botijo y eso perjudica directamente a nadie en absoluto, de hecho es una bendición que el futuro de Europa, aunque sea un trocito de él, no esté en manos de un hombre incapaz de, como les decía, usar una regadera. El problema de fondo que presenta España frente a una eventual invasión de hormigas rojas es que no tenemos escapatoria, agua por todos lados menos por los Pirineos y el peaje de la autopista es demasiado caro como para llegar hasta allí en tiempos de crisis, mejor dejarse devorar por los botijos.

Claro que, siguiendo la tradición española más clásica, queda la posibilidad de unirnos a las hormigas y devorar a nuestros compatriotas. Dicha medida ya ha sido puesta en práctica por numerosos colectivos de diversa índole. Y es que cuando las ratas abandonan el barco es porque ya se lo han comido todo y no es menester que explique la clara relación entre esto y lo anterior. Siete mil millones de españoles, la ocupación media del Paseo de la Castellana en hora punta, se hallan muy enfadados, pero mucho y de verdad, a causa de este triste cantar. Si nos fijamos en aquello que realmente nos preocupa, como las prospecciones petrolíferas que el alcalde de Bilbao ha ordenado hacer frente a mi casa sólo para fastidiarme, nos daremos cuenta de que probablemente muchos de nosotros nunca llegaremos a cumplir nuestras máximas aspiraciones. Siempre desee romperle una botella en el cráneo a mi mejor amigo pero eso es algo que hoy día queda relegado a los ámbitos juveniles.

En momentos como éste, me pregunto qué hacemos divagando sobre cuestiones tan intrascendentes como nuestro futuro próximo, económicamente hablando, mientras el ejército brasileño se ve desbordado por la masiva llegada a las playas de Río de Janeiro de cientos de pingüinos. A tenor de lo dicho, ¿por qué España es el único país europeo donde los juzgados no están informatizados? Es más, ¿alguien se cree que la baba de caracol regenere las heridas y quemaduras? Yo no, se lo aseguro, pero tampoco creo en la psicología, los antibióticos o la llegada del ser humano a la luna, así que no se fíen mucho de mis palabras. Tampoco se fíen de mí en general. Un día alguien confió en el arriba firmante, como diría Reverte, y para sacarle de su error tuve que robarle el coche, no se alarmen, ustedes pronto no tendrán coche ni dinero para gasolina.

En resumidas cuentas, la moraleja de todo este asunto, ¿no odian las moralejas? ¿Por qué todo ha de tener un significado, un didáctico final como las películas de los años cincuenta? Alfred Hichtcock dijo una vez: dos terrones por favor. Recuerden esta mítica frase del mejor director de suspense hasta José Luis Rodríguez Zapatero, que nos tendrá en vilo hasta el final, pendientes de la resolución de este culebrón económico.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4879

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