domingo, octubre 26, 2008

Felix Arbolí, Dejemos en paz a los muertos, señor Garzon

lunes 27 de octubre de 2008
Dejemos en paz a los muertos, señor Garzón

Félix Arbolí

E SPERO con impaciencia que el señor Garzón, me aclare si Franco ha muerto o como decía el inolvidable Vizcaíno Casas, “al tercer día resucitó” y lo tenemos de nuevo entre nosotros. Han pasado 33 años de la muerte oficial del General, -la fecha real es un secreto de familia-, y nuestro dinámico Magistrado, (que lo mismo encierra a los de la ETA que desentierra cadáveres de un bando de nuestra pasada guerra, los del otro, al parecer, pertenecen a otra galaxia), aún no se ha enterado de que Franco ha muerto y eso que se publicó con gran relieve en toda la prensa nacional e internacional.

No le era suficiente ese afán casi enfermizo en arañar en el pasado para sacar a relucir los adormecidos rencores, a base de edictos, exhumaciones, legajos, suplicatorios y “autoritarios” intentando que nuestros muertos salgan de sus tumbas avivando odios y enfrentamientos hasta entonces ya superados, y como en la famosa poesía del “2 de Mayo”, “clamando venganza y guerra”. Con el mayor respeto a los familiares de los ejecutados y condenados por el “franquismo” y su afán de honrarlos, creo que donde mejor están los muertos es bajo tierra. A mí, francamente, me da igual y no me supone menosprecio el que algunos de mis familiares en tales condiciones, que también los tengo, estén bajo una higuera, en la hondonada de un monte o bajo el árbol que surgió regado con su sangre. Porque lo importante y principal es llevarlos en la mente y en el recuerdo emocionado y si se es creyente rezar por ellos y si no, como ya no existe nada, ¿de qué preocuparnos? Sobre este punto, no obstante, quiero preguntar al “ superjuez “ y no es ironía, sino reconocimiento a su incesante actividad, ¿por qué no pone el mismo celo y afán en averiguar y descubrir las fosas de los asesinados durante el tristemente célebre periodo del Frente Popular?. No digo ejecutados porque la mayoría fueron sacados de sus domicilios a cualquier hora de la noche y tras el famoso tiro de gracia, abandonados en las cunetas y recodos de cualquier lugar e ignorado paradero. ¿Es que éstos no eran españoles, ni merecedores de su justicia y atención?

Yo, señor Garzón, puedo hablar con razón y fundamentos sobre este asunto, como habrá millones de españoles en las mismas condiciones, ya que al abuelo y al tío de mi mujer, - no sólo es el señor Zapatero el que echa en falta a su abuelo-, los sacaron de su casa , frente el convento de los Salesianos de Atocha, donde tenía su cuartel general la Pasionaria, una inolvidable noche para toda la familia y desde entonces nadie ha tenido ocasión de saber donde los asesinaron y abandonaron los milicianos y guardias de asalto que se los habían llevado por el tremendo delito de haber asistido al entierro de Calvo Sotelo y haber dejado su tarjeta en la casa del asesinado !Y eran los dos republicanos! De nada sirvieron los desagradables y angustiosos recorridos de la familia desde el día siguiente por las diferentes checas buscando información sobre los detenidos. En la mayoría de ellas, las tachaban de fascistas, les hacían el gesto de la degollación y hasta las saludaban con toda clase de amenazas e improperios. Aún están esperando que algún celoso magistrado se ocupe de estas otras víctimas tan salvajemente asesinadas y por menores delitos. ¿Usted cree, que mi mujer y sus familiares pueden ver bien que el dinero de sus impuestos sirva para descubrir donde se hallan enterrados los que pudieran ser autores de la salvajada que hicieron con los suyos por asistir a un simple entierro, sin ninguna mancha de sangre en sus manos?. No quiero con ello dar a entender que no hayan enterrados por esos campos de España hombres, mujeres y niños sin otra causa para su muerte y abandono que el no ser afín a los ideales de los vencedores y sin delitos de sangre. Salvajadas muy gordas hubo en ambos frentes, de las que todos sin excepción nos deberíamos sentir abochornados y dolidos, pues no hay nadie en este país, nadie, que conste bien claro, que se pueda considerar libre de culpas y remordimientos por esta masacre generalizada que sufrimos todos los españoles sin distinción en esos años de barbarie, rencor y fanatismo. Pero no se preocupe, ni mi mujer, ni ningún miembro de su familia va a reclamar que descubran donde se hallan enterrados los familiares desaparecidos. ¿Para qué?. Es mejor dejarlos dormir su sueño eterno y recordar que allá sólo quedan sus despojos y éstos no les aconsejo a nadie tener que removerlos e identificarlos. Tuve que hacerme cargo de la exhumación del cadáver de mi madre a los diez años de su muerte, para su traslado a Chiclana, y aunque era una decisión tomada por todos los hermanos, me vi solo a la hora de la verdad, para identificar esos restos y hacerme cargo de ellos y desde entonces esa macabra y espeluznante visión ha superado a la que hasta entonces tenía de ella. No le aconsejo a nadie que pase ese trance si quiere mantener viva en su mente la imagen serena y feliz del ser querido que hasta entonces hayan recordado. Por eso señor Garzón, sin odio, afán de venganza o posible rencor, que ninguno de estos sentimientos deseo que afloren en mi escrito, le ruego que trate de ayudarnos a convivir en armonía, enterrar el hacha de guerra y estimularnos a conseguir que esta nueva España, surgida después de aquella horrible hecatombe y tanta sangre derramada en ambos frentes y por dispares ideologías, pueda vivir en paz, totalmente reconciliada y dispuesta a trabajar por nuestro progreso y bienestar general. No se ayuda a la justicia y a la ciudadanía en general, que debe ser su principal misión, abriendo fosas, reclamando iniquidades parciales y gritando a los cuatro vientos que la verdad está de un solo lado. Porque es como si cada fosa abierta, fuera una Caja de Pandora, y en lugar de aliviar un dolor ya dormido, haga surgir rencores, enfrentamientos y aires de venganza en unas generaciones que en esos tiempos de barbarie aún no habían nacido.

He tenido familiares directos que han perdido su vida en ambos frentes, como les pasará al cien por cien de los españoles, incluso me atrevo a asegurar que en usted también señor Magistrado, pero no quiero involucrarme en una nueva represión frentepopulista, ni revancha franquista, porque son episodios que todo hombre inteligente, sensato, prudente y amante de España debe intentar superar. Mi tío, primo hermano de mi madre, Manuel Muñoz Martínez, Director General de Seguridad y grado 33 de la Masonería, ordenante y firmante con Carrillo del tristemente célebre episodio y masacre de Paracuellos del Jarama. Su sobrino carnal, Manuel Herrero Muñoz, muerto a los 17 años con el uniforme de la Falange en pleno frente. El primer caído falangista de Chiclana. Mientras, su abuela, padres y hermanos, encarcelados por Franco y sufriendo las más humillantes vejaciones durante su prisión, por el simple delito de que su familiar ostentara tan alto cargo en el gobierno de Madrid. Un tío, hermano de mi padre, asesinado en Cartagena, a bordo del acorazado España nº 3, cuando los suboficiales y marinería se sublevaron contra la oficialidad, -el era teniente de navío-, y lo lanzaron al agua atado de manos y pies con una gruesa piedra, para que no tuvieran posibilidad alguna de salvarse. ¿Dónde están estos cadáveres señor Garzón?. ¿Es que no eran tan víctimas españolas como las que con tanto celo y ardor defiende y busca usted?. Claro como no lo hicieron las fuerzas de Franco, sus muertes estaban justificadas. Las otras, no. ¿Se puede considerar justicia a este proceder tan distinto según el color ideológico?.

Dice El Mundo que, según Toxicología, la causa de Garzón costará 137 millones de euros y varios años de trabajo, sin agregar los otros muchos y elevados gastos que tal empeño está ocasionando y continuará haciendo. ¿De verdad merece la pena este despliegue económico y de trabajo en las condiciones actuales que estamos soportando y con las secretarías de las salas de justicia colapsadas por exceso de papeleo estancado y falta de personal para darle el curso correspondiente?.

Alabo y respeto la decisión de la familia del universal poeta García Lorca, prohibiendo que perturben y remuevan el lugar donde lleva tantos años enterrado, gozando ya de su descanso eterno. Dejemos a los muertos en paz y trabajemos por los vivos, acelerando los trámites judiciales para evitar que los delincuentes salgan de las cárceles a los escasos meses o días de ser detenidos, a causa de la acumulación de trabajo y falta de personal en la tramitación de la documentación; de combatir con eficacia, mano dura y sin pausa la violencia callejera cada día en aumento y más agresiva, evitando que asesinos, ladrones y violadores salgan libres de sus fechorías por deficiencias técnicas y de personal o el amparo de una minoría de edad que no demostraron al cometer sus actos delictivos, evitando con ello que seamos considerados el paraíso de la golfería universal Desterremos también de una vez a esa mafia asesina internacional que atraca con violencia extremada y total impunidad y se ha adueñados de casinos y clubes como si nos hubiéramos convertido en el país del miedo y la tolerancia, donde todo es posible menos la defensa y seguridad del honesto ciudadano. Escarmentemos de una vez y como se merecen a esos ladrones y estafadores de guante blanco y despachos oficiales que se descubren diariamente y a los que a los dos o tres años como máximo vemos tranquilos y felices por la calle, con esos permisos especiales, mientras que el infeliz que robó la comida que necesitaba para su familia en ese supermercado ha de permanecer los ocho años de la condena, porque con lo que robó no le da para buscarse un buen abogado. Estas son las cosas que realmente necesitan el pueblo y la ciudadanía de los profesionales de la Justicia. Yo, ya lo digo por anticipado, cuando me llegue la hora, que cojan mis cenizas y las esparzan por los campos de mi tierra o el mar de mi bahía gaditana y si ello no fuera posible, que las pongan ante un ventilador y sea el aire y el destino el que las haga llegar a todas partes y a ninguna en especial.

http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1813

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