jueves, octubre 23, 2008

Carlos Luis Rodriguez, Producto interior humano

viernes 24 de octubre de 2008
CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo

Producto interior humano

Expertos de todo tipo siguen discutiendo si Galicia cuenta o no con un plus de resistencia ante la crisis. Sin embargo, el debate se centra en aspectos económicos, y por ello es demasiado parcial. Se olvida el factor personal, la riqueza inmaterial que está depositada en la cabeza y el corazón de los gallegos. Podríamos llamarlo si les parece Producto interior humano.

Tiene el problema de que no es fácil medirlo. Para conocer su dimensión hay que recurrir a métodos de medición indirectos, como el que nos ofrece todos los años el Grupo Correo Gallego. En la fecha fijada se abre una temporada de caza en la que unos avezados ojeadores hacen una batida por las regiones de conocimiento, la empresa, la investigación, la labor social.

El resultado es siempre sorprendente. Galicia es como una mina inmensa llena de metales preciosos que afloran con solo prestar un poco de atención. Cuando se abre el telón y da comienzo la ceremonia, los buscadores de tesoros tienen siempre un sentimiento contradictorio, en el que se mezcla la satisfacción con una pequeña amargura. Son todos los que están, pero no están todos los que son. Para ello habría que modificar por completo el reglamento, introduciendo gallegos de la semana e incluso gallegos del día porque hay, sin duda, trescientos sesenta y cinco compatriotas que merecen el galardón. Así que los que ayer subieron al estrado forman una selección que nos permite estar en la Champions de ese Producto interior humano del que hablábamos antes.

Ese PIH que se constata anualmente, permite afirmar sin discusión que Galicia cuenta con un plus frente a las adversidades. En realidad, siempre lo tuvo, aunque permanecía oculto, o se dispersaba por el mundo adelante para florecer en países lejanos. Era como esas bolsas de petróleo que están escondidas hasta que se hace la prospección y salta el chorro.

Alguien dirá que esto suena muy poético, pero que no son tiempos para la lírica. No es verdad. La historia económica del mundo no se entendería si, al lado de los elementos clásicos que definen la riqueza de un territorio, no se pusiera el valor de sus gentes. No es preciso citar países o zonas geográficas que parecen tenerlo todo en contra, y que sin embargo se han convertido en punteros. Por encima del determinismo material está ese intangible que anida en el alma humana. A una sociedad postrada, de poco le valdrá estar asentada en una tierra rica y bien situada, mientras que un pueblo pujante es imparable, por muy adversas que sean las condiciones que lo rodean.

Si atendiéramos tan solo a criterios económicos, Galicia como país estaría desde hace tiempo en los vertederos de la historia. Sólo valorando la calidad de sus gentes puede entenderse la anomalía de su supervivencia en los tiempos más oscuros. Esa calidad existe desde siempre, pero pocas veces se subrayó para orgullo de propios y extraños. El Grupo Correo Gallego tiene el honor de ser pionero en los necesarios y saludables ejercicios de autoestima.

Nunca entendimos los correosos, con don Feliciano y Rey Nóvoa al frente, por qué muchos de nuestros héroes tenían que permanecer en la sombra. Siempre pensamos que se necesitaba un gran escaparate donde Galicia se admirara a sí misma. Lo pusimos cuando los escépticos pensaban que no habría género para llenarlo. Ahora resulta que sobra. El Producto interior humano de esta tierra es desbordante. Hay que gritarlo bien alto y estar orgullosos de ello.

http://www.elcorreogallego.es/index.php?idMenu=13&idEdicion=1046&idNoticiaOpinion=356823

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