jueves 6 de septiembre de 2007
XAVIER NAVAZA
corresponsal en galicia
Los lanzarotes en su circunloquio
Cuando al fin se produjo el ascenso de los nacionalistas gallegos al poder autonómico, hubo dos reacciones bien distintas en el seno de la gran coalición. Por un lado, la versión más optimista y desinhibida, abanderada por Anxo Quintana: la llegada del BNG a los despachos de San Caetano, según el joven Quin, marcaba el inicio de una nueva era y el siglo XXI asomaba, al fin, como la centuria que iba a reconocer los valores del nacionalismo después de décadas y décadas de sed y espejismos a través del desierto.
Cerca de él, tal vez a sus espaldas, Francisco Rodríguez enarbolaba la otra posición, más precavida y hasta cierto punto desconfiada: el poder estaba bien, sí, en la medida en que significaba el definitivo abandono de las catacumbas, pero los lanzarotes del Benegá no deberían fiarse de los juegos de luces que a menudo trae consigo la verbena del poder. Y si siempre había sido necesario defenderse contra la "contaminación" de la acción política concebida como un negocio de profesionales, ahora era preciso reforzar con anticuerpos las virtudes originales de la Causa común de la nación.
Hoy, esas dos posiciones laten el interior del Benegá, hasta el punto de que tras ellas se encuentran dos visiones que cualquier día pueden producir un estallido. De hecho, las últimas peripecias y desencuentros habidos entre los chicos de Emilio Pérez Touriño y los asesores áulicos del alaricano, hasta ahora solucionadas con una exhibición de buenas maneras para la galería, han creado zonas de disidencia en la fronda abertzale de Galicia que más tarde o más temprano saldrán a flote.
No corren buenos vientos para la poética nacionalista sobre el laberinto español. Y el Benegá no es el único que guarda en su vientre a un dragón que dormirá plácidamente mientras a nadie se le ocurra despertarlo. Porque también en Catalunya se reparten intrigas como tortas. La propuesta, realizada por el líder convergente Artur Mas, para ir hacia una refundación ampliada del catalanismo, ha levantado ampollas en CiU y, de modo especial, en los socios de Mas, liderados por el democristiano Josep Antoni Duran i Lleida. En Barcelona ha vuelto a oírse la teoría de la Casa Gran, auspiciada hace tiempo por Jordi Pujol, quien describía el eje de su propuesta con la idea del "pal de paller", que no es otra cosa que el "pau de palleiro" en nuestra tierra. ¿Se imaginan a Quintana o al coronel de la U hablando en estos términos? Paradójicamente, en la emergente y multinacional Catalunya urbana siguen utilizándose conceptos que tuvieron fortuna en las viejas sociedades agrarias del Principat y que aquí serían recibidos hoy como una antigualla en el sancta santorum de la nación.
En cuanto a los vascos, el lendakari Juan José Ibarretxe es el inconfundible pato cojo de las naciones periféricas y apenas le quedarían recursos para salir del ostracismo si no echase mano, una y otra vez, de los fantasmas etarras y del referendo para la autodeterminación que acaba de desempolvar ahora con los últimos días del ferragosto. La división del PNV es cada vez más estridente, y rara es la semana en que Josu Jon Imaz, presidente del primer partido vascón, no desmiente o sencillamente no le lleva la contraria al triste y desolado lendakari. Todo ello, unido en argamasa, puede echar por tierra los sueños de la trilateral Galeusca que un día soñara Xosé Manuel Beiras... tiempo ha.
CORINA AL PODER
Las humoradas de don Abel
Las cosas de la ciudad del olivo adquieren, por momentos, el perfil de una humorada. Abel Caballero, alcalde, no da tregua ni a los suyos cuando se trata de salir en los papeles: ahora le ha dado órdenes a sus lanzarotes locales para que se desgañiten exigiendo la dimisión de Corina Porro, cuyo liderazgo en la oposición crece cada vez que don Abel se afeita las patillas. O sea, que la casa está patas arriba y se invierten los guiones, el sentido del ridículo ha desaparecido en Vigo .
EL LABORATORIO ELECTORAL
Viene una lluvia de felicidad
Sobre el laberinto español cunde la experiencia de Ségolène Royal, la dama de porcelana que perdió las elecciones francesas frente a Nicolas Sarkozy. O sea, que los partes meteorológicos anuncian una lluvia de anzuelos sobre la curtida piel del ruedo ibérico. Y si Ségolène fue capaz de prometer el establecimiento de un salario mínimo y universal de mil quinientos euros netos al mes, aquí no nos quedaremos cortos: menudos somos nosotros como para permitir que nos superen los gabachos cuando las urnas toquen a rebato. Ha empezado la fiesta el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, prometiendo casa y morada para todos, pero tras él vendrán otros que harán palidecer de envidia al sevillano. Atentos, pues, a los laboratorios de Compostela: tanto Emilio Pérez Touriño como Anxo Quintana, cada uno a su estilo, competirán entre sí por ver cuál de los dos toca antes las mejillas de los dioses con la yema de sus dedos .
jueves, septiembre 06, 2007
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