Beluchistán
01.10.2007 -
IÑAKI EZKERRA i.ezkerra@diario-elcorreo.com
La caída del Imperio Soviético le sirvió a uno para tener noticia de países con nombres exóticos que jamás había oído: Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Azerbayán Y un fenómeno semejante está uno volviendo a vivir ahora gracias a la pintoresca política exterior de nuestro Gobierno. Desde la mitológica visita de Eisenhower en 1959 nunca después había vivido España una situación comparable de aislamiento internacional, pero este curioso hecho tiene sus indudables ventajas como, por ejemplo, la de saber que existe Micronesia ya que fue éste uno de los pocos países con los que se relacionó Zapatero en la Asamblea General de la ONU sobre el Cambio Climático a pesar de que la entrada en dicha atracción nos costó a los españoles diez millones de euros. Uno de repente se siente inquieto, inseguro, desasosegado. Y se pregunta interiormente: ¿Soy un ignorante por no haber sabido hasta hoy que existía Micronesia? Uno oye a todas las presentadoras de televisión o a todos los locutores de radio hablar con absoluta naturalidad de Micronesia y le entra una especie de complejillo. ¿Pero cómo he podido vivir cincuenta años siendo feliz y sin saber que Micronesia existe? ¿Cómo he podido creer por un momento que ése era un país de chiste o de fábula que sólo podía ser observado al microscopio? Cómo he podido pensar ni por unos segundos que se trataba de un país salido de un tebeo de Tintín y de que nuestro presidente estaba emulando al héroe de Hergé: 'Zapatero en Micronesia', 'Zapatero en el Tibet', 'Zapatero en el Congo', 'Zapatero en la Luna' Después de las hábiles y delicadas relaciones emprendidas en esa cara reunión por Zapatero con el máximo mandatario de los Estados Federados de Micronesia, a uno ese lugar le sigue pareciendo tan real como Beluchistán. Beluchistán es el país al que le enviaba su empresa a un pobre vendedor de sillones giratorios en una inolvidable novela de Javier Tomeo titulada 'Preparativos de viaje'. En ella el destinatario de tan alta y comprometida misión se pasaba las páginas haciendo como que sabía dónde estaba Beluchistán y al mismo tiempo tratando de averiguarlo con disimulo primero, con dramática insistencia más tarde y finalmente con patética desesperación. Yo creo que Beluchistán va a ser el próximo, inesquivable e irrenunciable objetivo de la diplomacia española. Yo creo que está escrito que nuestro presidente se acabará reuniendo más temprano o más tarde con la flor y nata de Beluchistán. Para nuestros humoristas nacionales siempre ha sido un recurrente motivo de viñeta 'el viaje al centro' de la derecha. El viaje a Beluchistán debe de ser en cambio algo muy serio.
domingo, septiembre 30, 2007
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