domingo, septiembre 30, 2007

Guerra en la izquierda mediatica

domingo 30 de septiembre de 2007
Guerra en la izquierda mediática
EN los últimos meses, y de manera mucho más perceptible en las últimas semanas, la izquierda mediática ha abierto una indisimulada lucha de poder que se está convirtiendo en la más enconada desde la Transición. La aparición en el escenario mediático, hace ya más de un año, de una cadena de televisión, La Sexta, avalada expresamente desde La Moncloa e impulsada por empresarios y comunicadores de talante progresista, ha supuesto la irrupción en el mercado audiovisual de un competidor directo para las distintas ramificaciones de Prisa, la empresa fundada por el fallecido Jesús de Polanco, que hasta entonces había monopolizado y acogido como referencia, y con gran rentabilidad, a todo el espectro ideológico progresista. Nunca hasta ahora -así lo analiza hoy ABC en el suplemento D7- la izquierda mediática había visto agrietarse el monolítico bloque empresarial, financiero, intelectual, social e ideológico que había conformado en torno a sí.
La llamada «guerra del fútbol» entre Mediapro-La Sexta y Prisa-Sogecable, que pugnan por la tarta de la retransmisión televisiva de la Liga española -en abierto o en sistema de pago-, es sin duda la expresión más pública y visible de este enfrentamiento. No en vano, el 80 por ciento de las personas que contratan los servicios de televisión digital sólo se interesan por el fútbol, una actividad que reporta a la empresa gestora hasta 14 millones de euros mensuales. Sin embargo, los perfiles que día a día va adquiriendo la pugna conducen a pensar que no son sólo estrictos intereses empresariales los que están en juego. La aparición días atrás de un nuevo diario de ámbito nacional impulsado por el núcleo duro de Mediapro ha contribuido a poner en guardia a Prisa y, sin duda, ha introducido factores de incertidumbre donde antes no los había. En este contexto, adquiere relevancia de fondo el juicio que hace unos días, en un homenaje a Polanco, emitió el ex presidente del Gobierno Felipe González al hablar de su preocupación por las peligrosas consecuencias del «fuego amigo» para el PSOE. En efecto, es más que incierta la influencia que tendrá el cisma abierto en el frente mediático progresista sobre el electorado afín al PSOE a pocos meses de las elecciones generales toda vez que entre los socialistas se extiende la percepción de que en última instancia el «fuego amigo» sólo beneficiará al PP. Dejando al margen la legítima competencia entre distintas empresas en una economía de libre mercado, lo significativo y novedoso en este caso es la virulencia con que se están empleando las partes enfrentadas y, en segunda instancia, el componente de duda que surge entre la ciudadanía identificada con la izquierda mediática. Porque en el fondo, no se trata sólo de una cuestión de mercado, sino de poder real e influencia política: una parte, por lo que cree poder ganar; otra, por lo que cree que está en riesgo.

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