jueves, septiembre 06, 2007

Con Cataluña patas arriba, Jose Montilla coge y se va pa´l pueblo

GARGANTA PROFUNDA

Con Cataluña patas arriba, José Montilla coge y se va pa´l pueblo
Elsemanaldigital.com

¡Vente pa´l pueblo, Pepe! Las elecciones despiertan los instintos de los políticos. El Molt Honorable vuelve a casa, aunque no por Navidad: a donde nació y de donde hace ya tiempo emigró.

6 de septiembre de 2007. La gran familia de la emigración andaluza asentada en Cataluña a partir de la década de los 60 supera, con su larga descendencia, el millón y medio largo de habitantes (7 tiene toda la Comunidad). José Montilla es plenamente consciente de ello. Así que en lugar de quedarse en su despacho en el Palau Sant Jaume para solucionar los problemas de sus conciudadanos, que eso luce poco, el Molt Honorable ha optado por bajarse al pueblo, a Iznájar, en busca del efecto entre los hijos de la inmigración.Y por ahí van los tiros, que los votos de los antiguos emigrantes andaluces asentados en el cinturón industrial de Barcelona en las inminentes elecciones generales bien valen una o varias visitas, las que hagan falta. El caso es que Pepe Montilla -que de pronto el presidente catalán vuelve a llamarse otra vez Pepe- regresa para asomarse este viernes al balcón de la casa consistorial y presentar al director de teatro Francisco Pavón, pregonero de las fiestas patronales en honor de la Virgen de la Antigua o de la Piedad.Ante sus paisanos, y según cuentan a Garganta Profunda, Montilla volverá a lanzar un mensaje de contenido implícitamente político, un canto a la catalanidad del emigrante, a la conservación por parte de éste de las raíces. Mucho tendrá que esmerarse el líder del PSC para convencer a los iznajeños de la sinceridad de sus palabras: y es que la mayoría permanece francamente irritada con los alardes catalanistas de este cordobés obligado por su raíz "charnega" a ser el más nacionalista de los nacionalistas del socialismo catalán.En todo caso, y más allá del mágico triunfo final en las pasadas elecciones autonómicas de José Montilla, la gran verdad es que la gente no votó. A él, en concreto, 241.687 menos que a su antecesor, Pasqual Maragall. Aunque el Tripartito sumó el 50,43% de los votos (1.485.308) de quienes se movilizaron el 1-N, la cifra palidece ante el total de ciudadanos convocados entonces a las urnas: 5.212.444.

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