lunes 1 de octubre de 2007
por Peter Brookes
¿Armas nucleares en Siria?
Naturalmente, los sospechosos lo niegan todo. Sin embargo, Siria no se ha mostrado irritada en exceso por la incursión israelí, lo que sugiere que algo raro está pasando.
Fundación Heritage
Con las sesiones del Congreso de Estados Unidos sobre Irak acaparando la atención de todos, apenas si alguien se fijó en la noticia de que Israel podría haber llevado a cabo un ataque aéreo militar contra unas supuestas instalaciones nucleares al norte de Siria.
Sí, eso es: unas supuestas instalaciones nucleares.
Originalmente se creyó que la incursión de cazabombarderos israelíes a principios de septiembre era contra un cargamento de armas iraníes que cruzaba Siria de camino al Líbano, donde Hezbolá se está rearmando a ritmo febril desde su guerra con Israel en 2006. Pero las especulaciones sobre la naturaleza de la misión israelí en Siria han corrido como la pólvora, gracias a los cotilleos oficiales y oficiosos sobre el verdadero objetivo del ataque.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, se negó a comentarlo en los programas dominicales de debate. Pero a finales de esa semana, un funcionario oficial del Departamento de Estado relacionado con asuntos de no proliferación nuclear dijo a la Associated Press: "Hay indicios de que ellos [Siria] estaban haciendo algo allí [en las instalaciones atacadas por los israelíes]. Sabemos que una serie de técnicos extranjeros ha estado en Siria. (...) Sabemos que podría haber habido contactos entre Siria y algunos proveedores secretos de equipo nuclear. Queda por verse si algo sucedió."
Dado que Irán y Siria son aliados, Teherán viene naturalmente a la cabeza como el origen de cualquier material nuclear que pudiera tener Damasco. Pero algunos creen que el proveedor secreto de Siria podría ser más bien Corea del Norte. La mayoría de las fuentes está ligando la incursión israelí a la llegada de una nave norcoreana que atracó recientemente en el puerto sirio de Tartus. (Los barcos norcoreanos son famosas por andar siempre metidos en asuntos poco recomendables: contrabando de armas ilegales, espías, drogas u otras cosas del mismo tipo.)
Naturalmente, los sospechosos lo niegan todo. Sin embargo, Siria no se ha mostrado irritada en exceso por la incursión israelí, lo que sugiere que algo raro está pasando.
Se sabe que Damasco ha dedicado tiempo, esfuerzo y dinero considerables para adquirir tanto misiles balísticos como armas químicas y, quizá, biológicas. Por tanto, es ciertamente posible que el régimen sirio también haya comenzado con algún tipo de programa clandestino de armas nucleares. (Tiene un pequeño reactor nuclear públicamente reconocido que le suministraron los chinos.)
Siria es un enano militar, que aún se está lamiendo las heridas por la pérdida de los Altos del Golán en la Guerra de los Seis Días en 1967 y su humillante retirada del Líbano en 2005. Tiene problemas económicos y ha visto cómo se hundía precipitadamente su prestigio en el mundo árabe debido a sus amistosos lazos con Irán (cuyo objetivo es dominar la región a costa de los árabes). Mientras tanto, Damasco observa con atención el progreso que Irán está consiguiendo en su programa de armas nucleares, al tiempo que se burla de la comunidad internacional. Quizá el presidente Bachar al Assad se pregunta: ¿Y por qué no también nosotros? Las armas nucleares le darían el peso y prestigio que ambiciona tan desesperadamente.
¿Y qué hay sobre la implicación de Corea del Norte? Ciertamente es posible. Justo en octubre del año pasado, Pyongyang detonó su primer dispositivo nuclear, probando su capacidad tanto de producir el suficiente material fisible como de ejecutar con éxito una explosión nuclear de baja intensidad. Dado que su economía es un caso perdido, Corea del Norte siempre está buscando una entrada de dinero puro y duro; su producto de exportación número 1 es la venta de misiles balísticos al extranjero. Pyongyang podría haber decidido agregar un rubro lucrativo con el negocio del material nuclear y los conocimientos técnicos para construir una bomba.
Claro que otros dicen que el proveedor nuclear de Siria podría ser lo que queda de la red del proliferador nuclear pakistaní A. Q. Khan. Su banda supuestamente contactó con Damasco hace años, pero Siria rechazó la oferta pensando que era un engaño.
Otra teoría es que Corea del Norte está intentando esconder su material nuclear en Siria antes de que tenga que acabar con todo como parte de las negociaciones de desnuclearización que mantiene actualmente con sus vecinos y Estados Unidos. Eso podría explicar por qué Damasco ha estado callado acerca del ataque israelí: la pérdida era de Corea del Norte, no de Siria.
También es posible que el cargamento fuera de Corea del Norte a Irán, pues los dos estados paria mantienen lazos. Quizás Pyongyang decidió que correría mejor suerte si hacía la entrega vía Siria, en vez de aguantar el acoso de las naves de la Marina de Guerra de Estados Unidos en el Golfo Pérsico.
Lógicamente todavía hay muchos condicionales en este asunto. Pero si la inteligencia israelí está en lo correcto y el ataque fue contra instalaciones nucleares sirias con la implicación de Corea del Norte, podríamos tener una nueva serie de problemas en las manos y de ajustes políticos por hacer.
©2007 The Heritage Foundation* Traducido por Miryam Lindberg
Peter Brookes ha sido asesor del Presidente George W. Bush y actualmente es analista de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos.
domingo, septiembre 30, 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario