jueves 6 de septiembre de 2007
Los buenos consejos de Almunia(y los malos modos de Bono) Fernando González Urbaneja
Pepe Bono, que debe de andar necesitado de titulares y de agradar, sale en presunta defensa de Zapatero frente a Almunia, porque éste, en su condición de comisario de Hacienda y Asuntos monetarios de la Comisión Europea, ha recomendado al Gobierno español prudencia en la gestión presupuestaria, contener el gasto y no estirar más la manga que el brazo o al revés en una etapa electoral. El argumento de Bono es poco decoroso, dice que Almunia debe callarse porque perdió unas elecciones generales. También perdió Bono unas elecciones en el seno del Partido Socialista cuando salía de ganador; le derrotó un desconocido que hizo el discurso oportuno en la recta final. Almunia iba de perdedor seguro.
Pero al margen de las calificaciones de uno u otro para la crítica (que están en su derecho), interesa el fondo del asunto. Almunia fue pertinente en su comentario, advirtió que es el mismo que ha hecho a otros gobiernos de la UE ante procesos electorales, y su sugerencia está perfectamente encajada en el Pacto de Estabilidad y la estrategia económica aprobada por la Unión. Más aún, corresponde al programa socialista y a la política que el Gobierno Zapatero ha aplicado hasta ahora.
El consejo de Almunia era oportuno, ya que en etapas preelectorales o de debilidad gubernamental es cuando se hacen tonterías con el Presupuesto que luego pasan facturas costosas. Las tentaciones populistas, el vicio de que “gobernar es gastar”, puede resultar irresistible en momentos de agobio y en la comezón de campaña electoral. Pero hay que resistirlo; además los ciudadanos no son nada tontos, captan las pillerías y las castigan.
Zapatero le está tomando gusto a esa droga del gasto. Desbordó a Rajoy en el debate sobre el estado de la nación (aparte del extravío del propio Rajoy con un discurso insuficiente e inadecuado) con una oferta improvisada, pendiente aún de instrumentar, de un cheque de natalidad con coste anual y recurrente que empieza por 1.200 millones de euros. Y los barruntos del programa socialista apuntan una batería de medidas de gasto de semejante corte.
Guardar la caja, defender el Presupuesto, contener el gasto, es el mejor consejo que pueden darle al presidente del Gobierno. Los excedentes de caja que justifican la triple A de que disfruta el Reino de España pueden esfumarse con consecuencias nefastas para el futuro de la economía española y del juicio histórico de Zapatero.
Almunia fue prudente, juicioso y considerado en su consejo al Gobierno español. Lo hizo en presencia de Solbes, cuyo diagnóstico es coincidente, y se refiere a una materia de su competencia. Lo contrario a Bono, que se mete donde no le han llamado, que seguramente no ha reflexionado sobre la materia y que no corresponde a su especialidad ni materia. Éstos son momentos delicados, la economía requiere prudencia y buena mano y marzo está lejos.
fgu@apmadrid.es
jueves, septiembre 06, 2007
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