martes, septiembre 04, 2007

Urbaneja, Esperando a Trichet

miercoles 5 de septiembre de 2007
Esperando a Trichet Fernando González Urbaneja

Mañana el consejo del Banco Central Europeo tomará una decisión sobre tipos de interés que encierra su juicio sobre la economía europea. El Banco, que anda aún construyendo su reputación, optó por una política razonablemente previsible, por no sorprender y por tomar decisiones fundadas en supuestos previamente expuestos. Su objetivo es contribuir a una economía estable y una moneda sólida, así lo manda la ley que da carta de naturaleza a la independencia y al encargo hecho al BCE.
Lo esperado es que el consejo eleve los tipos de interés un cuarto de punto, y que sea la penúltima subida de esta fase, previa a otro cuarto en diciembre, para situar el precio de referencia del dinero en el 4,5% a lo largo del próximo ejercicio. Éste era el guión a comienzos de agosto, es lo que se interpretó del libreto escrito por el BCE en su reunión de primeros de agosto pasado. Desde entonces el guión ha cambiado y los dirigentes del Banco han tomado decisiones proactivas para evitar males mayores en los mercados monetarios.
No son pocos, empezando por algún jefe de Gobierno que tiende al activismo, los que mandan mensajes al BCE para que cambie de guión, que se olvide de nuevas subidas de tipos de interés y que arrime el hombro para evitar problemas. Es evidente que la autoridad monetaria no puede estar exenta de crítica ni ajena a las presiones, pero también que la otorgada independencia debe ser efectiva y percibida; por eso conviene tratar con distancia a esta gente y no someterlas a presión innecesaria no vaya a ser que “para que no parezca” hagan lo que no desean.
El BCE mañana tendrá que tomar una decisión en materia de tipos y además explicarla como para que se entienda. Y la explicación será más interesante que la propia decisión. El mercado interbancario tiene ya descontada la subida prevista para mañana, e incluso la siguiente; de manera que, si así ocurre, los efectos reales sobre el mercado serán menores. El BCE ratificaría que le preocupa la inflación y que no quiere alegrías económicas, ni liberalidades en el crédito.
Si decide dejar las cosas como están, la interpretación dependerá de las explicaciones que dé. Revelaría inquietud, pero sería idiota no reconocerlo, y se daría más tiempo de observación. Finalmente podría bajar los tipos, lo cual se interpretaría como una cierta señal de pánico que generaría más miedo que tranquilidad.
Sospecho que no van a mover los tipos, pero la mejor señal sería que hicieran lo previsto, sin otorgar a la crisis financiera actual una fuerza como para cambiar de estrategia. Pero no faltarían acusaciones de que se comportan como Don Tancredo, que no se enteran. Pero lo importante mañana no radica en los tipos, sino en las explicaciones y el tono de las mismas.
fgu@apmadrid.es

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